Lo que viene a continuación es una somera lista de los jugadores que más me han gustado esta temporada en directo desde el Velodrome. En la lista entra de rebote Eden Hazard, que hizo un partido discreto, pero como es el ojito derecho de Zidane (el error menos grave de Florentino), entra enchufado.
1. André Pierre Gignac (Toulouse).
Ligue 1, OM 1 – 1 Toulouse
Aunque reconozco que me hubiera gustado ver a Gignac (1.87, 84 kilos, 24 años) en otra situación, terminar de descubrir a un jugador en la adversidad desde el minuto uno siempre es algo gratificante. Con el Toulouse con 10 desde el minuto 8, se acabaron las posibilidades de ver a un Gignac en su salsa: juego de rugbyman con una pelota de fútbol, disparos oscilantes entre los 90 y los 100 km por hora desde cualquier posición de ataque, vertical, y brillantemente irreflexivo e insolente cuando el balón merodea cerca de su alcance. Desconozco si fue el miedo de Deschamps, mérito del entrenador toulousiano o del propio futbolista, pero la reubicación de Gignac en el campo le hizo desaparecer del frente del ataque, su posición ideal, lo que no supuso que desapareciera de la batalla.
En un partido muy poco vistoso técnicamente pero impecable desde el plano táctico, Gignac, en un movimiento tan simple como efectivo, se desplazó ostensiblemente a la derecha del ataque, barriendo y absorbiendo la atención de como mínimo siempre dos defensores, Heinze el lateral izquierdo y Hilton el central, y en ocasiones puntuales hasta tres futbolistas, pegándose y sacando numerosas faltas y posesiones para su equipo. Partido más que empatado numéricamente. Este movimiento convirtió el flanco izquierdo del ataque del Toulouse en una autopista sin peaje durante al menos los 70 siguientes minutos, dejando aparentemente satisfechos a ambos entrenadores. De hecho el Toulouse se puso 0 – 1 tras gol de falta de Moussa Sissoko. Franck Tabanou, el extremo del Toulouse que se benefició de los nuevos panoramas, jugó, más cómodo que nunca, a ser Robben por una noche.
No demasiado fuerte por arriba a pesar de su envergadura pero impecable en el cuerpeo y con un gran disparo con la derecha, Gignac es una de las poquísimas aportaciones positivas del obstinado a la vez que cerril Domenech, y parece que de momento no tendrá un papel relevante en el Mundial. Hay que esperar a que los cadáveres mastodónticos de Gouvou, Henry y Anelka hagan gala de su pésimo estado de forma para que el bueno de André disponga de una oportunidad. Si tiene minutos y el balón le ronda, estoy convencido de que podría ser una de las sorpresas agradables – que no revelación – de Francia para este mundial. Por supuesto, Domenech mediante.
A sus 24 años y más aburrido en el Toulouse que Xabi Alonso en una cena con Raúl, Carvajal y Salgado, ha llegado sin duda el momento de que algún intrépido director deportivo se la juegue por este futbolista. Cuando el OM preguntó por él al inicio de la pasada temporada, el Toulouse lo tasó en doce millones. Tras la convocatoria mundialista, vale quince. Un caramelo para cualquier equipo de la clase europea media alta que se precie.
2. David Luiz (Benfica)
Europa League, OM 1 – 2 Benfica
Cuando me dirigía al estadio con mi amigo portugués (y benfiquista) le pregunté por los jugadores que merecían la pena. Sólo me dijo, «David Luiz, sin ninguna duda.» Luego ya se extendió algo más, «Di María, Maxi Pereira…». El Marsella hizo un partido lamentable, sobre todo en la segunda parte, donde los centrocampistas no tocaron la pelota en 45 minutos porque saltaba escupida desde la defensa a Brandao, y así todo el medio tiempo, un espectáculo sonrrojante.
Y efectivamente, en el Benfica sobresalió David Luiz, 23 años, 1.85, 73 kg. A pesar de dos fallos inadmisibles en un defensa: exceso de confianza en una jugada (antes de una evitable pérdida de balón) y despeje al centro en un balón de cabeza, el portugués estuvo inmenso. El único jugador que no se pasó los 90 minutos andando y/o trotando. Entre sus virtudes en ese partido destacaría una calma y un temple pasmoso con el balón (lo único que le falta a Pepe), el 100% de duelos favorables contra Niang, un delantero muy vago en los desmarques y saltos pero muy puñetero y picajoso en todo lo demás, un poderoso juego de cabeza y una colocación perfecta. En la contabilidad de balones sacados, lo sacó las mismas veces y con la misma solvencia que Martins, ex del Huelva, y medio centro jugón benfiquista.
2.1 Di María (Benfica).
Del argentino, que se mostró muy activo y con mucho desborde durante 65 minutos, apunté esto en los comentarios:
Di María. Ha salido alguna vez en el lumpen como futurible. Bueno y tal, algo chupón. Pero viendo a este jugador me he convencido de que el club no puede permitirse la frivolidad de vender a Higuaín si no es para traer un 5 estrellas.
3. Mbia (Olympique de Marsella)
Premio a la regularidad.
Con un comienzo de temporada lastrado por su precio (12 millones por los 18 que costó la estrella del equipo, Lucho González, récord de la entidad) y ubicado en una posición – volante tapón – donde destacó en el Rennes pero donde no pudo o supo desenvolverse con demasiada soltura, el camerunés (1,87, 82 kilos, 24 años) tardó casi cuatro meses en despegar.
Fue en un mes de continuas rotaciones del OM, diciembre – enero en el que Deschamps se propuso dar cabida al jugador en el eje de la defensa junto a Diawara. Liberado así de la complicada y sufrida tarea de guardar el orden táctico de su equipo, Mbia encontró acomodo en una zaga de la que nunca volvió a salir.
La entrada de Mbia en la zaga marsellesa coincidió con el descenso del número de goles en contra y el aumento en «el puntaje» del equipo, estabilizando y enderezando así el primero de los mandamientos de un equipo que aspire a algo: la defensa. Como casi todo africano, Mbia es un jugador con un imponente físico que sin embargo aún no domina la multitarea que implica el mediocampismo de un equipo que quiere ser grande. Junto a Heinze, Diawara y Bonnart ha formado una zaga lo suficintemente rocosa para pasearse por el campeonato doméstico con el beneplácito de Burdeos y Lyon, atentos a otros menesteres.
Alto y con un poderoso juego aéreo, el reconvertido central camerunés ha sido seguido por Milán y Bayern Munich. Aún verde, la próxima temporada debe ser la de la confirmación y entonces tal vez Mbia se sienta preparado para dar el salto a un equipo de más enjundia europea.
4. Hazard (Lille).
Coupe de la Ligue, OM 2 – 1 Lille
Tras la primera impresión, y perdón por la blasfemia, me pareció un Ribery en un cuerpo de Agüero -20 años, 66 kilos, 1.71-, con algunas de las virtudes de ambos. Bajo y rápido, con la cabeza siempre alta, manejo de ambas piernas y en su hábitat por el centro pero sin pasarlo mal cuando tenía que caer en banda. En un partido de enero que si no se jugó a bajo cero poco faltó, el OM quiso jugar un partido de «mayores», hiperfísico y contundente. El Lille sin embargo manejó todo el peso del partido asentado en sus tres pilares: Mavuba, Hazard y Obraniak. Aun con todo su temporada de confirmación está por llegar. Por desgracia el Lille se quedó sin Champions en la última jornada a favor del Auxerre, que no tiene nada que mostrar a Europa. Ha declarado que sólo saldrá de Lille para ir a «Arsenal (cabeza) o Real (corazón)». Se le espera desde la sombra, con entusiasmo y al acecho. A buen seguro es uno de los «25 o 30 jugadores de gran calidad que sigue el Madrid», como apuntaba Florentaino el día del chat.
5. Bonus track.
En el OM – Real, dos jugadores: Cristiano, por supuesto, superior; y Xabi Alonso, que estaba en una época difícil, aún discutido, y como Pek, pensé: «puede jugar mal las veces que quiera», pero que juegue siempre. Estoy convencido de que a pesar de no haber hecho un año brillante (cosa discutida y discutible), la zamarra blanca se habría desabotonado mucho antes, y mucho más violentamente si no hubiera sido por nuestro tolosarra favorito.