España es campeona del mundo gracias a una sensacional generación de futbolistas y a un trabajo comenzado desde cero en 2004 por Luis Aragonés (cogió una selección de Iñaki Sáez que no pasó la primera ronda en Portugal 2004), a pesar de contar con dos zorras en el gallinero: la prensa cateta y el entramado de la Federación, con un espectacular power trio a la cabeza: Villar a la batería marcando ritmo, Hierro en las guitarras y distorsiones y Del Bosque a las programaciones y voz. Por suerte los jugadores siempre han sabido mantenerse al margen de la prensa tan bien como lo han hecho con sus dirigentes de corbata.
El nuevo seleccionador español (ganador de una Champions en el Madrid con un 5-3-2), «algo precavido» dirán los generosos o incluso «brillante» los caraduras, optó por rebajar la excelsa fórmula de Aragonés. Y del 4-1-4-1 de 2008 pasamos a una especie de 4-1-2-3. Alonso ocupó la plaza de Senna. Un fantasista se cayó del once de 2008 (Silva) para dar entrada a Busquets -un botón menos desabrochado en la camisa, un agujero más en la hebilla del cinturón-. En 2008 Villa desapareció del equipo al final del torneo por las lesiones, en 2010 Torres por su pésimo estado de forma. En los cinco de abajo, sólo un cambio natural, Piqué por Marchena. El tres era de Puerta, pero aún lo tiene Capdevilla.
PRIMERA FASE
España llegaba al Mundial con una de cal y otra de arena: prestigiosas victorias contra Argentina y Francia en amistosos e inesperada derrota en la Confederaciones, torneo que según el lumpen periodístico habíamos ganado antes de empezar y cuya derrota sólo pudo hacer bien al equipo. La fase de grupos era un regalo y sin embargo, los suizos con Ottmar Hitzfeld al frente, plantaron cara a la selección nacional de la única forma posible: presión, tiki-táctica, conocimiento de las virtudes y defectos del rival y mucha energía en las piernas. Nótese que los suizos no hicieron un partido extremadamente duro, pero ante las dificultades, las nuevas «mejoras de motor» de Del Bosque sólo trajeron confusión a un equipo al que le había costado 4 años de trabajo tocar el cielo con las manos: costados, centrocampismo plano y redundante, delanteros faltos de forma, etc.
Desmenuzando la maquinaria delbosquiana
En primer lugar me gustaría hacer una diferenciación entre el fútbol de Aragonés, que era de posesión, velocidad y verticalidad, sin renunciar a una de las múltiples esencias del fútbol, el contragolpe (revisad los goles de la euro y contad) y la desviación putrefacta y fascistoide inculcada por el lumpen y rebautizada por algún miembro de fansdelmadrid como el frikitaka, basado en la posesión, la horizontalidad, la insustancialidad en la mitad de los trayectos del balón y el aburrimiento eterno.
A riesgo de ser lapidado tras las fronteras del madridismo underground, creo que España ha jugado un mundial relativamente pobre en fútbol, donde no obstante ha sido junto con Alemania el mejor conjunto del torneo de largo. Poco o nada que señalar tras el agradable ímpetu norteamericano, la inmensa belleza del forlanismo, el coitus interruptus nipón o la bonita pirámide ghanesa. Aguirre y su cara de oficinista en paro, el coño de la Bernarda francés, la ineptitud de Maradona y su desprecio al centrocampismo -motor del fútbol-, los duelos de peores entrenadores ever, la decepcionante papeleta del fútbol africano, la decrepitud en el lecho compartido de Inglaterra y Capello, el lumpen futbolístico europeo, Lippi el recalcitrante, la maquinaria pesada de Dunga gripada en el momento menos indicado, etc., etc.
Al margen de los resultados (que como los frikitakeros nos han enseñado no son importantes, sólo lo es el juego) la primera fase de España se resume con fases altas de posesión plana que no fueron a ningún lugar, dificultades al pasar las líneas de 3/4 y goles de Villa. La primera fase de España fue realmente mala. TSNR contra Suiza, un partido más que discreto contra Honduras, 20′ infaustos contra Chile, Javi Martínez – Busquets contra diez, juego gris y aturullado… Podríamos definir a la selección nacional como un paciente que poco a poco iba recuperando la memoria tras un fuerte traumatismo. Tras el hostión suizo, las dudas, etc., España jugó partidos realmente malos, en los que sin embargo, siempre dejaba escapar, balbuceante, algunos rastros de 2008. Claro que al pasar todas estas sensaciones contra Honduras, Chile con diez y posteriormente Portugal, la sensación ambivalente permanecía.
Tras la asqueante pero a la vez edificante fase de grupos, que consiguió que las dos Españas futbolísticas se hicieran con el discurso del contrario (resultadistas, «¿pero esto qué hostias es? ¡España no juega una mierda!» – Delbosquistas-buenistas-tikitakeros-logsistas-marquistas, «¿pero no es esto lo que siempre hemos envidiado de selecciones grandes como Alemania o Italia?») llegó Portugal, que nos pilló en el limbo futbolístico, entre lo que no importa y lo que sí.
SEGUNDA FASE
Contra Portugal un amigo me hizo la pregunta del millón. ¿Es necesario jugar con dos cincos cuando a lo sumo nos van a atacar 3 veces por partido? Enganchado Busquets entre los defensas y los centrocampistas de verdad, Alonso se ha visto empujado a hacer de falso box-to-box, falso porque él es un cinco -uno de los mejores- porque carece de un juego afilado cuando está cerca del área y no tiene suficiente velocidad de reacción. Alonso es un magnífico futbolista, lento es sus gestos mas rápido y ágil mentalmente, pero en su zona, porque pierde clarividencia pasando de los 3/4. Insuficiente para querer hacer bien de box-to-box. Además, tener a Alonso haciendo el camino de ida y vuelta empotraba a veces a Xavi en la mediapunta, donde no es su sitio y se pega a los delanteros.
Por otro lado, se insistió con Torres arriba y se desplazó a Villa a la izquierda, donde uno de los delanteros más resolutivos e insidiosos del momento se convertía en un puzzle de dos piezas. Villa en la izquierda se desfonda, y una de dos, o penetra o pierde el balón, jamás da continuidad al juego (leitmotiv español) porque está fuera de su hábitat, y lo que hace a 25 metros él suele hacerlo a 10 metros de la portería. Además el vodevil continuaba con Torres en la derecha, ¿para qué? Para barrer el campo y despejárselo a ¿Xavi? ¿Iniesta? ¡Pero si no tienen a nadie a quien pasar, no tiran desde fuera del área y no desbordan! Nunca entendí muchas fases del partido contra Portugal. No obstante, Queiroz, unido con fervor a la causa «Valdánez es gafe, pásalo» fue una piedra de toque en la confianza de los chicos españoles. Jamás asustó Portugal.
Contra Paraguay más de lo mismo, el enfermo iba recuperando la memoria, la autoestima y sus gestos ganadores y aprendía a vivir con las nuevas y sofisticadas implantaciones delbosquianas. Pero el partido contra Paraguay pasará a nuestra memoria como el inicio de la mejoría de Casillas, una de las mejores noticias para los madridistas. Casillas está vivo. Según Luis Fernández, confesaba un día Ochotorena a un periodista de la radio francesa RMCoff the record que le inquietaba el estado de forma de Casillas. Estaba convencido de poder recuperarle, y según sus cábalas y el calendario del mundial, el bajo estado de Casillas coincidiría contra Portugal, a partir de ahí iría recuperando la forma, y así fue.
Casillas se lució en uno de los más maravillosos crescendos que yo recuerdo. En tres instantes en los que el marcador estaba a cero. Penalti parado a Cardozo en los cuartos (aunque estuviera mal tirado y Reina resultara una vez más impecable entre bambalinas), parada a bocajarro contra Kroos en semifinales y descomunal en reflejos ante Robben, en la final de un torneo que se juega cada cuatro años. Por fin Casillas de nuevo. Sinceramente creo que esto le va a venir bien a nuestro próximo mito en potencia. Espero que con la novia que quería y el palmarés internacional que siempre soñó se reinterese por el fútbol de clubes y vuelva a fijarse el terrenal objetivo de la Champions. Entre el aire nuevo que supondrá Mou, la liberación del Mundial y el muerdo en directo, quiero ver a un Casillas nuevo.
Tras dejar con las ganas a los paraguayos volvimos a encontrarnos con Alemania dos años después, auténtica final del Mundial entre las dos mejores selecciones . Impecable partido de España, que contó con la ayuda de su rival, el cual en una desconocida muestra de ingenuidad no dio una sola patada durante el partido. Y por fin apareció Del Bosque para bien. Al salamantino, único ser del planeta, tras los chicos de Ecos del balón, capaz de procesar 250.000 jugadas por minuto, sólo le costó 4 partidos darse cuenta de que Torres no estaba para jugar el Mundial. En 10 minutos contra Alemania no se fue de nadie y en 15 se lesionó contra Holanda. Del Bosque es un entrenador al que no le importa salir con sorpresas en el once titular, aunque irónicamente luego le cuesta horrores mover el banquillo. Luego le puede salir bien, como Macca en Old Trafford o mal, como Cambiasso – Flavio en Delle Alpi. Contra Alemania se «inventó» (dirán los afines al régimen) a Pedro, que hizo un partido perfecto a excepción del final. Polivalente y dinámico. Pedro, futbolista de laboratorio y de ecosistema reducido, es muy bueno. Contra Alemania hizo de interior y extremo, manejó derecha e izquierda, desborde, regate, y muchísima creación de espacios, ofreciéndose continuamente.
Eso liberó a Xavi de la atención de los mastuerzos alemanes, siempre con un ojo tras Pedro, y le permitió marcarse un partido antológico imantando el balón a su pié. El cabezazo de Puyol puso dos cosas de manifiesto: una al propio Puyol, que salió de la trastienda al escaparate de la selección, y otra, el gran surtido de estrategia delbosquiano cuando el jugador reconoció que propuso esa jugada él al mister, y no al revés, como suele ser norma. Que conste en acta la baja de Müller, un terrible futbolista. Hay 40 millones de españoles que siempre se quejan de que nunca les toca la lotería. Con la baja del 13 en semifinales ya pueden darse por agraciados.
FINAL
De la final, reciente en nuestra memoria y en el esternón de Alonso y las tibias de Iniesta, poco que contar y mucho que disfrutar. El partido fue una mala copia del de Alemania y los holandeses nos dieron las hostias suyas y las de los alemanes. Con Pedro como factor sorpresa anulado e Iniesta dando sensación de pesadez y lentitud cada vez que tenía el balón, sin atreverse a tirar nunca desde fuera, tarea que normalmente sólo ha acometido Alonso, Holanda fue tejiendo una red muy poco vistosa pero muy efectiva en el centro del campo. Salieron a enredar en plan Paraguay, pero con calidad en 3 de sus hombres de ataque. No diremos que debieron jugar con 9 porque somos muy originales. Busquets, impecable en el partido contra Alemania, que no pegó una patada, sufrió y se le vio un poco más el cartón. Buen Mundial de Sergio, no obstante. Alonso rubricó su excelente campeonato en la sombra, pendiente ese día de Busquets, Sneijder y Robben.
España necesitaba a Iniesta y Pedro. O a Silva, uno de los desaparecidos en 2010. Pedro no volvió a aparecer y nuestro estratega favorito dio entrada a Navas, que aumentó 450 kilotones de euros + IVA su precio de mercado intentando una y otra vez la misma jugada. Villa, exhausto como un mosquito en una tela de araña no controló un balón favorablemente en sus últimos 35 minutos. Del Bosque volvió a dar muestras de su exasperante lectura online de los partidos y su lentitud mental, y se sacó de la chistera a Fábregas en el 85. Claro que sacar a Fábregas, uno de los futbolistas más perspicaces del panorama mundial en el 85 de una final que va a la prórroga es equivalente a inclinar el campo hacia la portería contraria. Iniesta, con ese aire pesado y cansado durante todo el partido, apareció -Cesc mediante- cuando fue necesario, al final, en la final. Nos queda pendiente para otro día analizar y ponernos de acuerdo sobre Sergio Ramos, un futbolista con muchísimas condiciones físicas y cada vez más limitado tácticamente. Sin errores de bulto en defensa (gracias a las coberturas de Piqué) no termina de destacar ni imponerse arriba, donde parecía que podía marcar diferencias. Sin saber adelantarse a los acontecimientos en las ocasiones importantes, ni saber elegir bien la jugada, ni por supuesto poner un puto centro decente en 660 minutos.
Del Bosque es un tipo lógico y sensato. Ha tenido tres equipos en su vida, dos maravillosos (herencias de distinta índole) a los que hizo campeones, y uno normal en el que hizo el ridículo. Aprovechad para leerlo aquí. La verdad nunca saldrá de estas paredes. Gloria a los campeones.