Casualidades de la vida, nos volvimos a encontrar con el Milan, como si el destino nos diera la oportunidad de empezar de cero desde el mismo punto en el que las cosas empezaron a torcerse el año pasado, en un encuentro de infausto recuerdo que nos puso de manifiesto, sin que lo supiéramos aún, las claves de las desgracias que estaban por venir en la Copa de Europa: inoperancia del cuerpo técnico, jugadores decepcionantes, esquemas poco trabajados, etc. Esta vez no fue así y el año pasado, pasado está, pero en un encuentro en el que Raúl terminó como goleador y asistente, cualquier cosa que pasara esta noche mejoraría el resultado del año anterior.
La noche empezó con saludos fríos entre los futbolistas a excepción de Ronaldinho y Seedorf, viejos conocidos. Antes de que un retrasado saltara al campo se veía clarísimamente el noventero 4-2-3-1 con una disciplina cuasimilitar, con Cristiano a la izquierda y el fideo a la derecha. Buenas noticias, Cristiano se mostraba activo y Di María agresivo en los costados. En los primeros minutos, aunque inclinados a favor del Real, se notaba una sensación ambigua -mezcla de la timidez y la organización- que nos daba posesión pero no profundidad, y por ejemplo, parecía impedir a Marcelo y Khedira, dos futbolistas claves en la llegada desde segunda línea, subir a partir de la línea de ¾. Nunca el Milan ofreció algo interesante, y su plan más trabajado fue acumular hombres en el medio del terreno.
El tanteo del inicio se resolvió pronto, y el RM comenzó a acumular ocasiones desde el minuto 7. Di Maria dio el pistoletazo de salida con un tiro que ya no recuerdo; y los roles comenzaban a repartirse: en su primer duelo, Ronaldinho intentó una virguería frente a Khedira, que pegó su centro de gravedad a la cadera del brasileño, como si fuera un pulpo en una roca, y le sacó la pelota con uno de sus ocho brazos. Durante el resto del partido -recital para Sami- Khedira fue el mejor recuperador (al menos 6 balones en la primera parte), y sigue desarrollando ese juego silencioso e intrahistórico de un toque, posicional, de ida y vuelta, hiperseguro y tímido aún, sumándole además su poderío aéreo. El día que Khedira se tire al suelo y coja más confianza para el tiro de 20-25 metros y para incorporarse al ataque… «ploff, la mancha.» Su trote de caballo percherón parece eternamente lento, y sin embargo llega puntual a todas las necesidades del juego. Seguimos esperando el halago de la prensa especializada.
La tosca disposición milanesa daba para agrupar a todos los jugadores en una marabunta, y en algunas fases de ataque se llegaron a agrupar 12 o 13 jugadores en apenas cuatro franjas de césped, sobre la portería italiana. Todo esto hasta el minuto 15, donde en una muestra más del sistema ultradefensivo de Mou, Pato, atacante milanista, hizo una falta a Alonso, mediocentro blanco, en la frontal del área. El lanzamiento de esta falta por Cristiano dio lugar al primer gol del partido, y al minuto, aún buscando entre quién se coló la pelota en la barrera, una nueva combinación rápida, casi eléctrica, reflejo de este nuevo Madrid, nos dio el 2-0. Marcelo rebañó un balón a Pato, y en apenas 8 segundos, Alonso a un toque con la izquierda, como si emulara a Redondo, se la pasó a Cristiano, que aguantó y avanzó a la vez para servir a Özil, que marcó.
Los comentaristas de Canal+Sport, sin duda lejanos a la contaminación del lumpen español y piperos empezaron a recitar una retahíla de virtudes como si estuvieran en la escuela, o en el 1,2,3: «Este Real Madrid de Mourinho es un equipo: disciplinado, inteligente, táctico, solidario…» En las pocas veces que los italianos pudieron atacar, saltó el sistema de bisagras y ayudas, que es algo automatizado desde el verano. Alonso acude a las ayudas de Marcelo y Khedira aguarda en el vértice superior para dar salida rápida a la pelota. El rival se ve ahogado entre la cal, Marcelo y Alonso, y si se fuera en regate y velocidad del brasileño, acudiría Carvalho por detrás: geometría mourinhística. Que alguien contabilice las veces que se han ido de Marcelo este año, por favor. Marcelo posiblemente siga siendo tan «mal defensor» como siempre, pero el sistema de ayudas del portugués funciona.
Y hasta aquí más o menos lo mejor. A partir del minuto 20 se echó el telón. Los italianos firmaban el 2-0 y el Madrid inexplicablemente dejó paulatinamente de imprimir minuto a minuto la intensidad necesaria para lograr un resultado histórico. A pesar de todo, las ocasiones seguían llegando como un metro en domingo, cada 6 o 7 minutos, aunque ya no se moviera el marcador: Marcelo centró en un sprint e Higuaín se la quitó de la cabeza a Cristiano. En el haber sigue estando Casillas, al que la puta Copa del Mundo parece que le ha devuelto el interés por el fútbol, secuestrado desde 2008. Más muestras del antifútbol desplegado por Mourinho: el primer balón en largo del partido lo lanzó Pepe en el minuto 29 de partido. Me pregunto si los tikitakeros habrán remarcado el detalle.
La desconexión milanesa a partir del minuto 30 era casi un bochorno, y el único recurso ofensivo era templar balones de 25 metros hacia Ibra. En el 33′ falló por primera vez el artilugio defensivo y no por un problema de concepto, sino por una falta en la marca de Arbeloa, realizando una fiel imitación de Ramos: malos centros, despistes en la marca… Seedorf la envió al limbo. Sigue apareciendo en distintas fases del partido, y no me gusta, en las basculaciones defensivas -sobre todo en las más rápidas- un partimiento del bloque. Alonso y Khedira quedan perdidos en un mar entre ataque y defensa. Por suerte, aún nadie ha aprovechado ese espacio para jugar entre líneas y hacernos daño.
Justo al final del primer tiempo, en el punto de inflexión del partido, Di María quiso buscar un atajo en pos de vete tú a saber qué: el corazón pipero, el corazón de Mou, el perdón de su novia… El quarterback de Tolosa mandó un paquete certificado al fideo, que falló en el control, pero Khedira remendó con la cabeza. Sin embargo Di María, con cuatro compañeros para elegir, sacó el librillo de fútbol-calle y se la chupó miserablemente. En su descarga diré que todo se pega menos la hermosura (va por Cristiano), y en su carga, que con Cristiano a la derecha e Higuaín a la izquierda, irse con un 3-0 al descanso hubiera sido colosal. Esta acción resume en parte el ausente partido de Higuaín, que siendo más rematador que jugador, vive de lo que le llega y anoche no le llegó ni demasiado ni bien.
El equipo respira un cierto aire de grupo de colegio en conviviencias, y me encantó ver cómo los jugadores se comunican entre sí. Al menos Carvalho, Özil, Alonso y Khedira indicaban con los brazos y las manos las zonas disponibles y los espacios liberados a sus compañeros. Fruto de esa comunicación -tal vez-y de la dimisión milanista -seguro- el equipo acumulaba posesiones cada vez más largas, y por algunos minutos tuve la sensación de que se recreaba haciendo versiones del frikitaka azulgrana. Sin embargo, no oí gritos de alboroto en el estadio al reconocer ese juego de salón.
Cristiano, aún en su fase más desesperante y menos corporativista sigue siendo el más determinante, lo que no se sabe si es bueno, malo o sólo preocupante. Sus pasos de claqué en medio de una contra son segundos de oro para que el enemigo repliegue y el compañero caiga en fuera de juego o se pare, y sería de vital importancia que Mourinho volviera a recordarle, pedagógicamente, que un Cristiano integrado en el colectivo es un Cristiano al cuadrado (Deportivo y Málaga). En el epílogo, que duró unos largos 25 minutos, vimos el efecto del cansancio en los jugadores, las primeras amarillas (min. 72) y algunas broncas de Mourinho. Özil, que (casi como Guti) perdió sus dos primeros balones consecutivos en el 78′, estaba asfixiado; y al partido sólo le faltaba el tiro de gracia del árbitro. Mourinho movió banquillo, y salieron Lass, Granero y Benzema por si hacían falta firmas de testigos en el acta. Partido acabado. Los últimos gritos fueron para Robinho, pitado e insultado por los más ignorantes y cerriles del estadio, ávidos de luisenriques de plastilina de los que nutrirse.
El Real acumula 5 goles a favor, 0 en contra y 9 puntos de 9 posibles en Europa. Palabra de Mou, te alabamos Señor.