Archivo mensual: enero 2011

Taye Taiwo, ¿alternativa al lateral izquierdo suplente?

Aunque parezca imposible que a pesar de las incorporaciones de estos dos últimos años (Cristiano, Özil, Alonso, Di María, Benzema, Carvalho, Khedira, Adebayor, Granero, Garay, Albiol, Arbeloa, Canales, Pedro León, Kaka’lderón) el Real Madrid siga teniendo algunas carencias en su plantilla, lo cierto es que a lo largo de este año hemos podido observar algunas posiciones mal estructuradas.

Por ejemplo, es obvio que faltaba un delantero centro más en la plantilla tras la marcha remunerada de Baúl, falta el perfil de un volante «el tercer hombre» para dotar al medio campo del Madrid de más alternativas (Silva, Cesc, Valero, Arteta, Granero en bueno, Modric, Shain) y sólo tenemos tres futbolistas (y uno, Ramos, fuera de sitio) para cubrir los dos laterales. El sevillano, mal utilizado en la derecha, Marcelo, titular y prometedor en la izquierda y Arbeloa que rema como puede en la izquierda y cumple en la derecha.

Mientras, en Marsella en estos últimos días el entrenador del OM Didier Deschamps ha hecho pública de manera oficiosa el adiós de Taye Taiwo de la disciplina del OM a partir de junio de 2011: «Il est libre de s’engager où il veut. A ce jour, il y a plus de probabilités qu’il s’engage ailleurs qu’à Marseille. Il y a eu d’autres joueurs avant lui dans ce cas.»

¿Quién es Taiwo y qué ofrece? Taye Taiwo es un lateral izquierdo de 25 años, con precio de traspaso 0 €, en torno a los 1,8 millones brutos de sueldo, con experiencia Champions y Europa League, no especialmente fuerte técnica ni tácticamente (aunque es de suponer que mejoraría bajo el manto de Mou), pero muy potente. ¿Podría ser un aceptable suplente de Marcelo? En una primera vista parece que el nigeriano pudiera completar las carencias del brasileño, no tiene nada que ver con Marcelo en el plano ofensivo pero tiene más vocación defensiva que él.

Con esta adquisición a coste 0, y aparcando los miedos deportivos y temores institucionales que nos encontramos tras Ramos, el Real Madrid contaría con 4 hombres para doblar los dos laterales. Además, dada la versatilidad de Marcelo, en dibujos más conservadores, eliminatorias coperas, partidos a cara de perro, podría optar por Taiwo de 3 y Marcelo de interior.

La llegada de un lateral izquierdo de perfil medio desplazaría definitivamente a Arbeloa a la derecha. En el OM suele tirar faltas lejanas y penaltis cuando los tiradores habituales no están el en campo. Marca una media de 3 o 4 goles al año y da al menos cinco asistencias desde su banda.

En la ronda de preguntas, ¿aceptaría la suplencia de forma regular? ¿Está dispuesto FP a sumar un salario medio (2 millones de euros brutos por año) por un jugador de complemento? ¿Es suficiente la terna que forman Marcelo, Ramos y Arbeloa para cubrir dos puestos durante todo el año? ¿Se os ocurren otros jugadores en el mercado que reúnan tantas características (gratis, cobra poco, perfil medio, experiencia champions, joven)? ¿Qué perspectivas nos ofrecen los jugadores de la cantera blanca? ¿Hay futuro en esa posición?

Incluso estando Coentrao en lista de espera se puede fichar y traspasar en un año o dos con ganancias netas a la Premier, donde siempre ha gozado de buen cartel. Es cierto que el club últimamente no ha estado muy acertado en su política de perfiles medios a precio 0 (Saviola, Metzelder, Dudek) pero también lo es que antaño hemos contado con hombres capaces de aportar, como Laudrup o Mc Manaman.

Particularmente no es un jugador que me entusiasme, pero encuadrado en un determinado contexto, podría ser una opción a considerar. ¿Qué opináis?

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Banda sonora del Madridismo Underground y el Barcelonismo Mainstream.

(Con la participación y colaboración de alfvalera y Dick_Turpin)

Madridismo Underground

1. Santiago Bernabéu– White Light/White Heat“white light, white light goin’ messin’ up my mind, white light, and don’t you know its gonna make me go blind, (…) white light, aww white light its gonna drive me insane”.

2. Karim Benzema – If“if I were to sleep, i could dream, if I were afraid, i could hide, if I go insane, please don’t put your wires in my brain”.

3. Gonzalo Higuaín – At least that’s what you said“when I sat down on the bed next to you, you started to cry, i said, maybe if i leave, you’ll want me to come back home”.

4. Fabio Capello – What a wonderful man, “he was leading us thru the dark, he was sayin that ‘love goes on’, (…) I never knew for sure, what a wonderful man he was, (…) what a marvelous man he was”.

5. José Mourinho – First we take Manhattan, “they sentenced me to twenty years of boredom, for trying to change the system from within, i’m coming now, i’m coming to reward them, first we take manhattan, then we take berlin”.

6. Sergio Canales – For beginners“when you’re absolute beginners, it’s a panoramic view, from her majesty mount zion, and the kingdom is for you”.

7. Ángel Di María/Mesut Özil – Beautiful Freak“you’re such a beautiful freak, i wish there were more just like you, you’re not like all of the others, and that is why i love you”.

8. Marcelo – Away from the numbers, “i see the people how they see me, gonna break away and gain control, i was the type who knocked at old men (…) away from the numbers, is where i’m gonna be, it’s where I am free”.

9. Cristiano – Hurry on sundown“see what tomorrow brings, hurry on sundown, see what tomorrow brings… well it may bring war”.

10. Sami Khedira – I ain’t a miracle worker“every day I keep on trying, to do my best for you, and every trying just ain’t enough baby, well tell me what would you have me do”.

11. Ruud Van Nistelrooy – I’m a man“the line i shoot, will never miss, (…) you can’t resist, now i’m a man, ispell M-A-N…man.”

Gent del Barça

1. Mès que un club – Moving“moving, all the people moving, one move for just one dream, we see moving, all the people moving, one move for just one dream, tiempos de pequeños movimientos…movimientos en reacción”.

2. Luis Martín – Ay Haiti“aún hay tiempo de renacer, de cabalgar sobre el hambre y el hierro, aún hay tiempo de dar amor, borrar el miedo y la destrucción”.

3. Villa canta a Florentino – Insurrección“¿dónde estabas entonces cuando tanto te necesité? nadie es mejor que nadie pero tu creíste vencer, si lloré ante tu puerta de nada sirvió, (…), os enseñé mi trocito peor, (…), me siento hoy como un halcón, herido por las flechas de la incertidumbre, (…), dame mi alma y déjame en paz”.

4. Nazional tikitakaoak en el Mein Kampf – Había una vez…“había una vez,un circo, que alegraba siempre el corazón, lleno de color, un mundo de ilusión, pleno de alegria y emoción, sin temer jamas, al frio o al calor,el circo daba siempre su función”.

5. Spanish ballon d’or – I gotta feeling“i gotta feeling that tonight’s gonna be a good night, that tonight’s gonna be a good night, that tonight’s gonna be a good good night, (..) let’s paint the town, we’ll shut it down, let’s burn the roof, and then we’ll do it again”.

6. Pek Guardiosla I, de la sobrevaloración como jugador… – El universo sobre mí“quiero vivir, quiero gritar, quiero sentir, el universo sobre mi, quiero correr en libertad, quiero llorar de felicidad, (…), como una náufrago en el mar, quiero encontrar mi sitio,sólo encontrar mi sitio, todos los juguetes rotos, todos los amantes locos, todos los zapatos de charol, todas las casitas de muñecas, donde celebraba fiestas donde sólo estaba yo”.

7. Pek Guardiosla II …al mito como entrenador – Viva la vida“once you know there was never, never an honest word, that was when I ruled the world”.

8. Bojan Krkic – We are the world“we are the world, we are the children, we are the ones who make a brighter day”.

9. La Masía – Que canten los niños“que canten los niños que alcen la voz, que hagan al mundo escuchar, que unan sus voces y lleguen al sol, en ellos está la verdad”.

10. 2008-2011, 190 partidos, 0 lesiones – No sé qué me das“es que me hace volar, (…) como el viento cuando cruza la ciudad, con el rumbo fijo y sin mirar atrás, no sé qué me das, que me hace volar, no sé qué me das, que me hace volar, más alto de lo que nunca soñé”.

11. Som la gent blau grana / “Vosotros madridistas, sois los más fascistas” – Depende“que el blanco sea blanco y que el negro sea negro, que uno y uno sean dos, porque exactos son los números… depende, depende, de qué depende, de según como se mire todo depende.”

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Entre la impotencia y el tedio.

Partido de liga en el Bernabéu con hasta tres anécdotas de distinta índole. Plebiscito oficioso entre Mourinho y Valdano (Pérez) en la grada que quedó en nada, primer partido con rotaciones serias en lo que va de temporada (Özil y Alonso más los lesionados Khedira, Pepe e Higuaín) y primer encuentro de la segunda vuelta contra uno de los rivales que mejor nos plantearon un partido la primera fase, el Mallorca de Laudrup, el hombre que hizo un futbolista de Granero: todos nuestros respetos. Comenzó el partido con un Madrid lleno de ímpetu y voluntad, usando la clásica formación de este año, pero un poco más elástica que otros días por delante. Las permutas nos dejaron ver a Di María en el vértice de la presión, con Benze a la derecha, tomando notas, Cristiano en la izquierda soltando el gemelo y Kaka’ de diez.

Mou había dado los galones a Granero, y si no fue así, tal vez el canterano salió con aires jerárquicos al oler el perfume de Laudrup en el túnel de vestuarios, como quien unta té con magdalenas, en búsqueda del tiempo perdido. Levantaba los brazos en el medio ordenando a Gago y a Carvalho, y corrigiendo el inicio de jugada anárquico de Di María, un jugador siempre  vertical. La actitud del Madrid era loable y el equipo parecía acalorado y enérgico. Gago y Granero se juntaban en la fase defensiva, porque juntos son lo más parecido a un hombre entero. Nuestro equipo siempre tuvo, desde el principio y salvo fases muy específicas, el control absoluto del partido, aunque ofensivamente vivíamos algo desnortados gracias a la excelente colocación del Mallorca. Cristiano desde la izquierda y Kaka’ en algunas diagonales exteriores intentaron el abordaje externo tras ver, otra vez más, que el equipo por el medio es un desastre, un embudo, una desesperación.

No obstante, el Madrid, sin prisa, seguía insistiendo en el mimo y el control. Carvalho dudó en un gesto y enseguida recibió palabras de Granero, que desciframos con sus propios brazos, “a mí, en corto.” A los diez minutos Di María nos regaló uno de sus slalom, bailes, demostración de bobsleigh, no se sabe. Pero la jugada quedó inconclusa, como casi siempre desde hace unas semanas. Casi a continuación, una jugada a un toque entre Marcelo, Kaka’ y Cristiano nos recordó al gol al Valencia de Ruud en 2007. Sin pausa para respirar, respondió el Mallorca con una contra al palo. Íker recriminó a Marcelo, que le envió al carajo, o eso nos pareció, bajo una mirada estalinista de nuestro capitán.

Aún no habíamos pasado el cuarto de hora y el Madrid ya esta cansado de vagabundear por el medio. Cansados de mendigar, ambos laterales lo intentaron por fuera. A partir de ese instante el ímpetu blanco se diluyó y el partido entró en una farragosa fase comatosa que sin embargo no le impidió dejar de tener el balón y el tempo del partido. Cada vez que vemos a Iturralde frente a Cristiano nos recuerda a ese fracasado de Misfits que una vez dominó el submundo londinense con unos poderes lácteos, envidioso de aquellos que eran más listos, más rápidos, más inteligentes. La única vez en el mundo que un pelota-empollón puede ostentar poder y caciquismo frente al más popular de la clase. Hasta dos o tres veces alzó Cristiano los brazos desde el suelo demandando una explicación. Iturralde a lo suyo, a chupar cámara.

En el ecuador de la primera parte Granero culminó sus oraciones a Laudrup con un pase marca de la casa por encima de la defensa, pero el balón se quedó entre el bosque bermellón y Di María no llegó a verlo. Resultaba ligeramente desesperante la desconexión madridista en los tres cuartos, la alarmante falta de alguien con capacidad para transportar o proteger el balón entre fronteras. Los únicos recursos eran Marcelo y Di María en las alas. El Mallorca, con su doble línea de cuatro en cinco metros y medio nos dejó sin recursos como ya hiciera en la ida. El Madrid empotraba en su área al Mallorca con caricias, sin molestar, con toda la amabilidad del mundo. Nos libró de la desesperación un balón largo de Ramos a Cristiano, que con un taconazo habilitó a Marcelo tras un control con el muslo.

El Mallorca es un equipo serio, ordenado y conciso. Lo veíamos con cada saque teledirigido y kilométrico de Aguate mientras soñábamos saques así en nuestro portero.  Hoy le daremos tregua, porque con dos intervenciones de un punto y medio cada una nos salvó del desastre. El final de la primera parte llegó con el Mallorca merodeando las redes blancas, y Arbeloa con un balón para licenciarse definitivamente, pero rechazando el ofrecimiento del cielo. Pasó, y el balón se perdió entre la madeja y la indefinición. El ritmo pastoso de la primera parte, llevado más por incapacidad de acelerar los tres cuartos que por convicción futbolística, nos volvió a poner de manifiesto muchas cosas. Nos quedamos con dos. Una: el mediocampo titular del Madrid, a pesar de sus defectos, no tiene recambio. Y dos, no sólo no tiene recambios sino que le falta un tercer hombre. Alguien con capacidad para el ofrecimiento, la conservación y la movilidad.

Para el inicio de la segunda parte Mou no nos defraudó. ¿Cuándo lo ha hecho? (En Almería). Fuera Gago y Kaka’, dos futbolistas insustanciales e inútiles que ni están ni se les espera a pesar de lo más o menos que puedan aportar en los minutos de la basura. Cuanto antes acepte el Presidente que uno de sus juguetes no está para nada, mejor para todos. Dentro Özil y Alonso, y el equipo subió dos tonos de un golpe. Comenzó amenazándonos Webo, con ese aire osasunista que tan malos recuerdos nos trae. A pesar de su disparo, la entrada de los dos jerarcas dio más cuerpo y llegada al equipo. La conexión Alonso-Özil fue simple y sencilla: con el Mallorca unos metros más atrasado, el balón viajaba sobre una línea imaginaria AÖ. El tolosarra aportó mucha presencia en los primeros minutos de la segunda parte y descargaba continuamente a nuestro fantasista más fresco, que repartía, cabalgaba y urdía aleatoriamente.

Pero antes de la hora de juego vimos un gesto definitorio del estado del equipo y del trabajo que queda por hacer: Özil envió un balón a Cristiano en la izquierda, pero no le siguió, se quedó parado. Fatiga no era, puesto que acababa de salir. Ese gesto evidencia de falta de automatismos eficaces en el equipo. Eso, y la desastrosa segunda línea que (no) tenemos o no sabemos utilizar (Di María, Özil y Cristiano siempre van adelante, más el delantero, y Xabi – Sami están obligados a cerrar las puertas. Al menos uno de los tres debería quedarse descolgado.) Es lo que nos separa del Barcelona, y no el tikitaka.  Movilidad y creación dinámica de espacios. El Barcelona –amén de la superioridad con Alves de interior- duerme la jugada hasta que acelera en tres cuartos con una movilidad continua entre Pedro, Messi, Villa e Iniesta. El tikitaka under ¾ no es el problema ni el debate, sí la fase ofensiva. Eso le falla a este joven equipo. Repetimos: movilidad, creación dinámica de espacios y utilización de segunda línea.

De vuelta al partido, disculpas, poco que contar. Cristiano abrió bellamente entre líneas a Di María e Iturralde obvió una mano mallorquina en el área. Lo peor de todo, sin dudas, esa urgencia instalada en el equipo, desde el Villarreal de forma más clara, o tal vez desde el Sevilla, más subconsciente. Hasta que por fin Granero coronó un –como mínimo- aceptable partido devolviendo la cortesía de Almería a Benzemá, que en un sutil gesto ronaldiano, sin tocar el balón, se posicionó sobre él y con la izquierda batió a Aguate. Otra pequeña joya del francés, decidido a no marcar demasiado pero a marcar preciosos y delicados goles. Tras el gol Mourinho quiso cerrar el partido cambiando a Granero por Lass. No creo que el cambio saliera especialmente bien, ya que Granero estaba jugando con criterio y el partido no reclamaba dosis excesivas de músculo. El Mallorca tampoco es un rival demasiado duro, y sin embargo el partido se convirtió en un correcalles sin sentido y peligroso desde la entrada de Lass. Otros noventa minutos para Ángel, que siguió recortando en una baldosa a los jugadores del Mallorca y hasta a Benzema, que acompañó a los defensores tras el enésimo quiebro del Fideo.

El Madrid sin la urgencia del gol llevó el partido a una insustancialidad desértica mientras pasaban los minutos. El esquema era algo así: total control medular, adornos en los tres cuartos y remiendos para tirar. Ni Cristiano encontraba huecos ni los defensas le dejaban encontrarlos. A veinte minutos del final, un gran control de Benzema a pase de Alonso anulado, y pase con el exterior de Cristiano, que culminando una contra le envió el 2-0 a Benzema. Aguate, buen portero, salió y atrapó. Luego el portugués intentó desquitarse con un tiro que salió rondando el palo y los guantes del portero. El final acechaba, y el Mallorca no inquietaba demasiado. Una demostración de street football entre Di María, Ozil y Alonso terminó con un balón bombeado de Cristiano al larguero. Iturralde perdonó tal vez la expulsión de Ramos, y el Madrid, con el Mallorca a punto de entregar las llaves, rondaba el segundo y definitivo gol. Lo tuvo Benze en dos ocasiones, pero hizo “miau”.  Hasta que Casillas no le sacó el segundo balón a Webo no respiramos tranquilos.

El equipo dispone sólo de dos días para dar a nuestros amigos sevillanos un discurso en portugués de noventa minutos que nos acerque a una final de copa siete años después.  Se sospecha que el sistema Copa será parecido al sistema Champions. Sevilla será una dura prueba en sí misma que además nos dará pistas sobre el equipo de Lyon, fecha definitiva para la restitución moral del equipo. ¡Hala Madrid!

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Los experimentos para Valdebebas y entre semana.

Pase lo que pase este año (esta ligeslatura futbolística) siempre hay noticias más o menos novedosas y pertinentes en torno al equipo, al club, a la plantilla. En Almería, por suerte, nadie nos llamó canallas y el debate se centraba meramente en lo futbolístico. Benzema se caía del once y entraba Kaka’ con todas las dudas, recelos y frustraciones que eso conlleva a todo el grueso del madridismo. ¿Sistema demasiado inestable? ¿Poco compensado? ¿Eficacia del falso nueve satélite? ¿Para cuánto y cómo está Kaka? Sea como fuere el once podría haberlo firmado el mismo Custer. Cuatro hombres atrás (defensa 80% española más Marcelo), Alonso a los mandos, Khedira a la escuadra, cartabón, rezos, compensaciones y paciencia; y arriba, el caos controlado y descolocado: Özil, Cristiano, Di María, Kaka’. Más tarde lo supimos, la primera mourinhada acababa de ver luz. Y qué mejor que vestirse adecuadamente para las ocasiones importantes. Casillas salió con su horroroso pijama de dormir y los jugadores con las camisetas suplentes, puro extrarradio.

En su dibujo inicial el Madrid recordaba preocupantemente a algunas épocas pasadas llenas de excesos tácticos, con un dibujo muy descompensado, una especie de 4-2-1-3, Kaka’ entre los medios y los delanteros y Özil con un nuevo pasaporte y nueva demarcación. Arbeloa, adelantado en la línea media, daba la sensación de querer reforzar la contención del equipo. Kaka’, siempre cerca de alguien enseguida recordó los minutos frenéticos contra el Villarreal, no por el ritmo, sino por el embudo. Casi cinco minutos nos costó discernir el dibujo. Kaka’ en el medio, Özil delante, móvil, Di María en la derecha y Cristiano en la izquierda.

Empezó aplicado el Real, con la llamada salida lavolpiana de balón, como dicen los entendidos (o los freaks), y pasando la línea media, la alegría custeriana, los dados en una mano, y lo que saliera en el tapete, esperando una inspiración. Ante la aceptable disposición del Almería (la mejor junto al Mallorca sin contar el día del holocausto), que no nos castigó con una irritante superpoblación en el medio, sino con una excelente colocación, Özil bajaba a recordar lo que era el tacto del balón. Uno o dos toques, pero sin una dirección clara. Viendo las dificultades de Albiol, y conociendo el dibujo táctico, nos preguntábamos si no hubiera sido más apropiado salir con Garay, al que se le supone una mejor relación con la salida de balón.

Los dos hombres acreditados para dar cordura al balón este año han sido Özil y Alonso. No contamos a Marcelo, salida alternativa y hasta el año pasado casi secreta. El vasco estaba demasiado atrás y Özil demasiado perdido, por lo tanto el equipo carecía de guión y mostraba una plana redundancia a la hora de crear o imponer un criterio a la primera parte. El primer tiro serio del Madrid llegó a cargo de Cristiano, pasado el primer cuarto de hora. El Almería, con la presión alta anuló el efecto Xabi, y el recurso era filtrar pases para que Kaka’ intentara girarse sobre sí mismo. El Madrid, demasiado vertical en la fase de salida de balón, terminó de anularse con su propio dibujo. Lo mejor de todo eso –pensábamos- es que si nosotros ya lo habíamos visto en 20 minutos, Mourinho llevaría trabajando mentalmente en ello un buen rato. Di María, físicamente abrasado y extenuado (nunca lo hemos avisado) estaba completamente out del partido, con toma de decisiones lentas, poco congruentes y equivocadas. Albiol tampoco estaba excesivamente fino, más lento de lo que le recordábamos. A la media hora Ramos, en una agradable versión de central, arrancó con ímpetu desde la cueva y pasó a Cristiano, que obtuvo un córner. Eso fue lo más cerca que estuvimos del gol.

Tenuemente el Madrid comenzaba a llegar, y cada balón tocado por Di María era una confirmación: necesita aire y reposo. Llegados al mes de enero, con el club envuelto en las rebajas, jugadores mundialistas extenuados y lesionados, muy poca gente del banquillo nos ofrece las confianzas que nos ofrecía en Septiembre. Khedira, a sus labores, iba recuperando los balones sin dueño del medio, pero nada más. Muy representativo fue un barullo en el área antes del descanso: Özil tuvo que acudir al rescate atándose el balón al pie, ni Cristiano, ni Kaka, ni Di María supieron qué hacer. La jugada terminó en una rabona sin mucho sentido de Cristiano. Tras gozar el jueves pasado de un arbitraje inglés en Copa, ver por encima dos partidos de Premier y pasar luego a Pérez Lasa y su cuadrilla panchovillesca, nunca podremos abandonar la sensación de que al menos dos tercios de los linieres y colegiados son, en una gran mayoría ex marginados de nuestro sistema educativo. Deslucidos, rencorosos, feos, mediocres, equivocados, autoritarios, acomplejados… muy malos.

El Madrid, embotellado como contra el Villarreal, renunció a la inútil y fallida cocción lenta, y tanto Marcelo como Arbeloa intentaron atajar con aperturas exteriores a los extremos. Buen recurso que de poco sirvió. Además, volvió a recordarnos que atacar con muchos no tiene por qué significar atacar bien. Así agotamos la primera parte, acostados sobre el Almería. En ese barullo ni el Madrid inquietó al Almería, ni el Almería al Madrid. Todo transcurrió en el correcalles diseñado por Mourinho sobre los últimos 35 metros en los que se juegan y ganan los partidos, pero apenas comprendimos nada. 45 minutos de dominio territorial y moral, pero sin hilo conductivo ni pruebas que mostrar en un tribunal. Sensaciones que flotaban en el aire, y nada más.

En la segunda parte continuaron las mismas sensaciones que en la primera. El equipo seguía vagando en una ambigüedad y una impotencia táctica y física ligeramente preocupante, y Albiol tocaba más balón que Özil y Kaka’, sintomático. En una de las primeras llegadas de la segunda parte, Arbeloa, decididamente el comodín que puede salvar a Ramos de la mediocridad del lateral, centró y todos los atacantes del Madrid (4), como moscas, fueron al balón, olvidándose del rechace, y los dos medios, de la segunda línea. Con todo el panorama ofensivo, a Xabi y Sami les fue imposible coger un taxi.

Además de esos males pasajeros, el Real tenía otros más serios. Cero movilidad en fase ofensiva, cero definición. Pérez Lasa seguía irritando con su peculiar forma de pitar, y por fin Mou nos sacó del tedio en el minuto 53. Retiró a Kaka’ por Benzema y con el cambio fijamos las posiciones de ataque volviendo al 4-2-3-1 tradicional, que tras la broma macabra del 4-2-4 o lo que cojones fuera eso, fue hasta bienvenido. El mensaje está claro, Mou necesita un 9 y con remiendos como el de hoy es muy difícil atacar cotas mayores. Tras la redefinición táctica, Alonso le puso el balón del 0-1 a Ramos, que no llegó. El Madrid sin embargo empujó otros 10 o 12 metros más al Almería, pero de nada sirvió puesto que al minuto el Almería hizo el 1-0 en una jugada que nos hace pedirle definitivamente a Khedira que aprenda a tirarse al suelo alguna vez. Ramos amagó con un penalti y en el descuido alguien marcó. Al minuto siguiente del gol, un jugador del Almería yacía en el suelo: el otro fútbol. Mou siguió con su metamorfosis táctica, Granero y Carvalho dentro, Marcelo y Albiol fuera. Nos quedamos con una defensa de tres centrales: Arbeloa, Carvalho y Ramos, con Di María de carrilero izquierdo y Granero de interior, Alonso y Khedira en el medio y Özil, Cristiano y Benzema arriba.

El Madrid se volcó con convicción pero sin mucho que decir, hasta que por fin, 15 minutos después del gol andaluz, Granero culminó en la escuadra una bonita contra del Madrid, donde Benzema volvió a estar acertado aguantando y pasando. Hay gente que lamenta haber nacido 15 años tarde, o en un cuerpo que “no es suyo”; ¿nació Benzemá en una demarcación equivocada? A partir de ahí poco más pasó. El Madrid, completamente volcado en el área rojiblanca, pero sabiendo todos que hoy no sonaría la flauta. Un slalom de Cristiano, un par de penaltis de los que no se puede hablar por “el señorío” (de los cojones), un balón al larguero, Di María extenuado, seco, exhausto, jugadores del Almería rodando por el suelo…

Lo dijimos contra el Villarreal (“el Madrid no puede permitirse ganar todos los partidos desde Enero a golpe de pulmón”) y lo avisamos mucho antes (“el papel del hombre 12 al 15 será muy importante en los meses de Enero y Febrero”). Llegados a este punto nos encontramos con dos partidos seguidos recurriendo al 5-3-2 / 3-4-3 y con Canales, León y Mahamadou desaparecidos, Lass a su puta bola, un solo falso 9 en la plantilla y con Kaka’ (combina lo peor del baulismo: futbolista de connotaciones (políticas), más problema (táctico) que solución (futbolística), como primera pieza del puzzle de las presuntas soluciones y alegrías. Mourinho tiene mucho que pensar y decidir en estos días. Al menos este partido habrá servido para que los próceres encorbatados se decidan a traer a nuestro entrenador lo que les pide.

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No perdamos la cabeza.


Esperada llegada al Bernabéu del Villarreal, en uno de los pocos partidos con incertidumbre en nuestro estadio a lo largo de todo el año. Los jugadores salieron con unas camisetas de remate final (temporada pasada) para apoyar a su compañero lesionado, esa nueva moda tras el tikitaka o el buenismo. El mensaje era ‘recupérate pronto pipa’, pero podía haber sido ‘haberte operado antes, cabrón’. En apenas unos segundos, vimos lo que iba a ser el partido, o al menos la primera parte: el Madrid, presionando varios metros adelantado sin estar preparado para ello, dejando un solar tras las espaldas de sus centrocampistas en un equipo rival en el que juega gente como Rossi, un puñal. Sacó el Villarreal, y a los 30 segundos, propició la primera ocasión del partido. Cazorla tiró fuera.

Los jugadores se mostraban fieles a sus virtudes y sus defectos: Carvalho magnífico al corte, Lass hiperactivo por todo el campo. En estos primeros instantes todo el mundo tenía claro el patrón a seguir: el Madrid focalizaba su ataque en Cristiano, como si buscara un alma perdida, y el Villarreal apuntaba al costado izquierdo blanco, conocedor de las debilidades de Marcelo. El equipo recuperaba el balón y salía a la contra con una adolescencia turbadora, como si hacer una buena contra sólo fuera correr 90 metros lo más rápido posible. Cristiano una vez, y Di María después, nos sonrojaron un poquito. El Villarreal por su parte salió al césped con las ideas claras y bien preparadas, conocedor de la anatomía blanca al milímetro. Garrido era un entrenador con la cara kilométrica de un López Caro, pero poco a poco va forjando un interesante rostro propio.

El Madrid tiene dos grandísimos problemas: el juego sin balón y el juego entre líneas del rival. Salvo un buen disparo de Lass a los dos minutos, el Madrid sufría ante la maestría del Villarreal para destrozar las líneas blancas una y otra vez, con deleite, recreación, alevosía, inercia. Como comentaba con Cipote unos días atrás, en los movimientos defensivos del Madrid la colaboración de Benzemá, Cristiano y Özil es mínima, y el equipo queda supeditado a la posición de Di María, Alonso, y su acompañante. En estas divagaciones me pilló el gol del Villarreal. Fue un movimiento calcado al del primer minuto, con la salvedad que esta vez marcaron antes del homenaje de los ultra sur a Juanito. Preocupante. Pero sorpresa, a los dos minutos, en una bellísima jugada fundamentalmente entre Özil y Benzema, llegó el empate por medio de Cristiano. Özil serpenteó, Benzemá aguantó y Cristiano marcó: guión clásico.

Lo hemos dicho miles de veces en las últimas semanas: los jugadores valen casi todos, el sistema no. Es anticuado y no se adapta a las características de nuestros hombres. Alonso, Lass y Özil forman el triángulo isósceles más grande del mundo, y el juego entre líneas de un equipo que lo sepa hacer nos destrozará siempre (Villarreal, Barcelona). Özil, que viene envuelto en un papel de media punta, es un delantero con habilidades notorias a partir de los ¾; tiene último pase, disparo e incorporación pero sufre horrores en fase defensiva, agrupación de líneas y creación de pase por debajo de los ¾. Además, su físico endeble no ayuda en estas labores, sufre y está perdido. Se impone un cambio de posición, o cambio de jugador, o cambio de sistema. Özil naufraga y se ahoga lejos de la portería, brilla cerca de ella. La primera parte de hoy nos carga de razón. Como muestra, un botón: en el dibujo de Mou el Özil de este año es el Sneijder del pasado en el Inter.

Apenas superado el primer cuarto de hora, una pérdida de Cristiano en el medio y su consiguiente pose en jarras (ni siquiera posicionarse para cortar una línea de pase) propició una contra del Villarreal, Albiol rompió el fuera de juego y Rubén la puso donde no cubría Casillas. Nuestro portero salió a buscar por arriba a la rata Inzaghi en Milán y abajo a un artesano del Villarreal, siempre conocedor de las habilidades del rival, nuestro Captain. El fútbol es una cosa sencilla, una mezcla de geometría y talento. Durante algunos tramos de la primera parte vimos a Alonso subir a presionar 15 metros por encima de su posición habitual. No entiendo la lógica del movimiento con un equipo que juega tan bien entre líneas y que de romper la nuestra se encontraría con Lass y los dos centrales para defender 20 metros. Así llegó una ocasión a los 30 segundos y un gol a los 7 minutos. Queremos saber.

Ramos, como de costumbre, nos daba una de cal y otra de arena. Bien en alguna apertura a Özil, lento para ver un desmarque de Di María en la frontal minutos después. Antes del descanso, y aún con el 1-2, el equipo se esforzaba en su fase defensiva en un 4-3-3 o 4-4-2 de cartón piedra, sabiendo como sabíamos que el 1-3 mataría el partido. Una vez que el Villarreal avanzaba metros, Özil dimitía posicionalemente y la inferioridad numérica volvía a ser un hecho. Cada llegada del Villarreal era un amago de infarto, cada llegada del Madrid un bostezo, un suspiro o una interrogación. De este modo, el Villarreal jugó sin complejos en el Bernabéu dando una clase magistral en tiro de fuera de juego, ritmo de partido y repliegue, fundamentalmente gracias a la aportación omnipresente de Valero, consagrado para citas de mediana-alta enjundia en el peor de los casos. Da pena y rabia ver cómo de la última generación digna de la Fábrica sólo hemos podido o sabido servirnos de Arbeloa. Lo demás anda desperdigado en equipos nobles de la primera división. Aunque podría haber sido peor, Adrián y Míchel dan fe.

En los últimos minutos del primer tiempo, Marcelo sintetizó la primera parte del equipo: se internó, centró, no encontró a nadie, y el balón le rebotó mientras se iba por la línea de cal. Más suspiros. El equipo estaba nervioso, y al público también. Mirábamos a la banda buscando un esperanza y veíamos a Kaka y Khedira, sin saber qué pensar, mientras moríamos arriba, con Alonso como único activo en la recuperación medular. El balón basculaba imantado en torno al tolosarra, que abría una y otra vez buscando la rendija. Al filo del descanso, entre Alonso y Cristiano encontraron por fin la rendija: el vasco sacó una falta con una rosca perfecta, y el balón terminó en la red tras rebotar en la frente de Cristiano, entre los guantes de Diego López.

En cualquier caso, la primera parte dejaba un aire epistolar, y nos enseñó –confirmó- cosas que venimos barruntando desde Barcelona. Fue un retrato de lo que es el Madrid el día de hoy: un conjunto en formación mal aprovechado en un esquema que no nos vale, un equipo sin malicia ni el poso táctico suficiente para manejar un partido, un equipo al que definitivamente le falta un tercer hombre. Un cinco estrellas como Cesc o Silva, sería ideal, pero nos vale un cuatro estrellas como Valero, o un tres estrellas como un Granero mejorado. Un hombre con capacidad para dotar al medio campo y al discurso blanco de un poco más de tejido conjuntivo, de aguante, de resistencia, de ideología. Alguien que junte naturalmente las líneas en fase defensiva, al menos. Bajo mi humilde (puaj) punto de vista, y a falta de ese jugador que no tenemos, no fallan los hombres, falla el corsé táctico.

Tras el descanso Mou nos dio un poco más la razón: Sami por Lass y cambio de dibujo táctico ante las carencias del 4-2-3-1 frente a equipos bien tejidos en la medular. Albiol central derecho, Ramos izquierdo, Carvalho capitán general, y Di María y Marcelo carrileros. Empezamos este periodo como terminamos el anterior, excitados, lo que provocó que aún el Villarreal se deleitara con su juego entre nuestras fronteras antes del gran cerrojazo de Garrido. Khedira, por fin, se animó tenuemente en una jugada con Marcelo a mostrarnos su versión más vertical y llegadora. Combinó con el brasileño y se coló hasta la línea de fondo izquierda, donde centró sin consecuencias. Me gustaría puntualizar y romper, nuevamente, una lanza en favor de este jugador: creo que Mourinho debería “invertir” más en Sami, por más que haya mostrado alguna caída en su rendimiento. Es un futbolista de una excepcional capacidad atlética, y aporta más poso y cordura que Lass. Es versátil y aún no hemos visto nada de su aportación ofensiva. Aunque no sea un jugador perfecto, merece todas las atenciones de nuestro entrenador, no cometamos más errores con nuestros mejores proyectos. Si además, como se comenta, Lass se fue del campo antes del partido, sólo podemos asentir aún más convencidos.

Con Khedira el Madrid ganó equilibrio y cordura –ayudado por el cerrojazo amarillo-, y el Madrid jugó sus mejores minutos. A pesar de todo, conviene señalar que necesitamos cuanto antes descubrir un nuevo discurso: lo que había hecho se quedó destrozado en la lisergia frikitakera de Barcelona, y no podemos permitirnos el lujo de ganar todos los partidos a golpe de pulmón. No al menos hasta que tengamos al médico del Barcelona. Benzema, tras su fenomenal intervención en el primer gol, dispuso de algunas ocasiones que desvarató, “a la Higuaín”, como dicen los antihiguainistas, pero no anotó. El equipo volcaba todo su ímpetu y su alma en pos del tercer gol, y entre Marcelo y Özil nos ilusionaron con ocasiones y llegadas. El ímpetu pasó a épica minutos después, con Alonso sumado a la fiesta. Cristiano tuvo la remontada en una jugada en la que esquivó el fuera de juego, pero sin saber aún lo que hizo, sólo sabemos que no marcó.

Garrido por su parte nos confirmó que hasta los más prometedores se asustan, y a la hora quitó a un delantero y metió a un defensa, como nos prometían en verano los antimourinhistas que haría nuestro portugués. Di María nos obsequió un maravilloso slalom inconcluso, y un poco antes o después (no recuerdo) fue embestido por un toro. Lo único amarillo en la jugada fue la camiseta del jugador del Villarreal. Hasta el minuto 70 vimos los mejores momentos del Madrid, en un extraño pero eficaz 3-4-3 en fase ofensiva y 5-3-2 en defensiva. En ese instante salió Kaka’ por Albiol, en lo que a mi juicio fue un cambio que cortó el torrente ofensivo del Madrid, ya que superpobló los 30 metros en los que se jugaba el partido. Kaka’ es más Kaka’ cuanto más prado despejado tiene delante, y más caca cuanto más limitado está por rivales, cal o compañeros. Evidentemente el brasileño salió porque es lo único que hay y es un jugador cargado de connotaciones políticas y deportivas, pero no me pareció una buena lectura de nuestro entrenador, ya que si atacar bien es atacar con muchos delanteros, saldríamos con once atacantes, no con tres. El cambio embotelló la energía blanca mientras sólo tres titiriteros, Khedira, Carvalho –imperial- y Ramos velaban nuestros alambres. Altas emociones en el Bernabéu mientras los piperos miraban con ansia el reloj, no vaya a ser que pillaran atasco.

Garrido, viendo por fin que podía aún rascar en el Bernabéu movió banquillo buscando desesperadamente una contra con la que soñar. La tuvo su jugador nada más salir, pero el balón sólo se paseó por la línea de Casillas. Por fin, a 10 minutos del final, Kaka’ puso un balón en el área amarilla, que pasó a convertirse en un bazar persa por unos segundos. En medio del bazar, Cristiano, cayéndose, con la izquierda, en unos segundos agónicos, hizo el 3-2. Tras el gol entró Gago, redistribuyendo el dibujo a un 4-4-2 de factura soviética. Khedira de lateral derecho, Ramos y Carvalho centrales, Gago de ancla, Alonso a la presión y la pelota rodando entre ellos. Un minuto después, nueva contra del Madrid y Cristiano, en un gesto soberbio en el pase a Kaka’ coronó su gran noche. El brasileño, llegando desde atrás, con pasto al frente, marcó e hizo feliz a Florentino. Mou, en lo que yo pensaba que era una reedición de la maniobra de Valdano en unas eliminatorias de Copa en Sevilla en 2003, actuó para ganar tiempo para los suyos y hacer perder paciencia a los rivales. Luego nos lo explicó, estaba su niño. De cualquier forma, conociendo la obsesión enfermiza del lumpen periodístico español, sólo se hablará de esto y no del terrible repertorio de banquillo que nos ofreció bailando a Lass, Ramos, Khedira, Albiol y Kaka,-hasta 5 jugadores- en una preciosa muestra de habilidad y conocimiento.

El partido fue de una bella factura en lo emocional -cosa que nunca vendrá mal al equipo tras el periodo de reconstrucción psicológico, pero atroz en lo futbolístico y nos deja varias lecturas, para mi inamovibles: 1. Ramos se revaloriza de central. Al Real le urge el fichaje o fabricación de un lateral derecho lo antes posible. 2. El 4-2-3-1 es un sistema caduco contra equipos elaborados y de alta alcurnia europea. 2.1 En Özil bascula la duda, hombre, posición o sistema. 3. El 3-4-3/5-3-2 puede valer como recurso, no como método. 4. El equipo echa muchísimo más en falta de lo que la gente cree a G. Higuaín. 5. El Madrid sin balón es un conjunto de una ingenuidad táctica que causa pavor. Pero pese a todo, seguimos vivos y en la lucha.

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