Partido en Cornellá-El Prat, el estadio español que más se parece a un campo inglés: coqueto, caliente y funcional. Además nos arbitraba Mateu Lahoz, un árbitro también de corte inglés que no interrumpe el juego cada noventa segundos. Miel sobre hojuelas. A Barcelona llegamos animados tras el tropiezo del Guaydiosla team, que se dejó dos puntos en los corrales de Gijón. Mou dejó además en el banco a Sergio Ramos en una acción sin precedentes en un entrenador blanco: la meritocracia pura y dura. Lo demás es el equipo base de gala (con la buena noticia de la vuelta de Pepe), tal vez con la duda de Benzemá y Di María. Desde la llegada de Adebayor, nos quedamos con las ganas de ver juntos al francés y al togolés. La suplencia de Benzemá es también un pequeño handicap para el delantero que comenzó por primera vez en un año y medio a encadenar 6 partidos consecutivos dentro de una dinámica positiva. El miércoles contra Brasil volvió a confirmarlo.
Cornellá no nos recibió con aplausos, pero tampoco con piedras ni insultos, y eso es justo lo que pedimos. El estadio rebosaba con su público encendido, banderas, cánticos y pancartas. El Madrid salió con una línea adelantada y el Español ensanchando su línea para intentar tener continuidad desde abajo y desgastar al Real, pero a los dos minutos, el partido cambió por completo. En un balón largo del Español, Callejón ganó la espalda a Pepe y Casillas, que tiene un juego de pies mediocre y un saque malísimo pero por supuesto es el mejor portero del mundo, salió a por el balón con la misma tensión con la que habría salido en una pachanga. Tocó a Callejón lo suficiente como para que el jugador rodara y se fue a la calle. Pregunto, si el equipo sale con una línea adelantada, ¿no debería el portero estar al menos 5 metros más adelantado de lo normal?
El cambio estaba cantado, Di María fuera (que a la postre descansaría el partido entero), Adán dentro (otra decisión de Mourinho a aplaudir) y el 4-2-3-1 se convirtió en un 4-4-1 o 4-3-2 en función del momento. Özil interior derecho, Cristiano a la izquierda, Adebayor punta. Ahora, si algo bueno tiene haber jugado los últimos 7 años con 10, es que el equipo está más o menos habituado a este tipo de situaciones. La única diferencia ayer era la ausencia de palmas. La expulsión, por tanto no amedrentó a nuestros hombres. Nada más lejos de la realidad. El equipo subió un grado su concentración defensiva y varios puntos el derroche físico.
Tras la expulsión Khedira tuvo dos oportunidades, un remate de cabeza y un disparo desde lejos que rebotó en Kameni. Al jugar con uno menos, se adivinaba en el equipo cierto apresuramiento, a la mínima oportunidad, se chutaba. Marcelo tocó el larguero con un tiro con la derecha. Toda retórica desapareció del juego blanco, aperturas a un toque a Cristiano y balones largos a Adebayor, que cuajó otro interesante partido desahogando a sus compañeros e incomodando a los rivales. Como diría Lillo, “Adebayor es un posibilitador de posibilidades”. Lástima que luego fallara cuatro goles cantados. Habría sido un partido antológico.
La expulsión condicionó positivamente a los nuestros con una excelente concentración, pero en el otro lado mirábamos incómodos el reloj, apenas 16 minutos. ¿Hasta cuándo aguantaríamos? A partir de los ¾ nunca teníamos hombres, o sólo Adebayor y Cristiano con 55 metros por delante. Hasta que en el 24, con prácticamente todos los protagonistas del partido concentrados en una jugada, el Madrid consiguió el primer y único gol del partido. Adebayor baja un balón escupido por Adán, Özil no acierta con el control, pero el balón vuelve a él, descarga en Cristiano que aguantó hasta ceder a Marcelo y este, en el único fallo de la noche de Kameni, hizo el 0-1. Marcelo lo festejó con júbilo y alegría yendo a buscar agua al banquillo. Mou, profundamente enamorado, le dedicó esa mirada que GesiOH! dibujó unos meses antes. Felicidad blanca.
En los movimientos defensivos el principal marrón recayó en Özil que ‘dobló’ sus funciones, haciendo de Di María en fase defensiva incrustado en el interior derecho ayudando a Arbeloa y de él mismo en ataque. A partir del gol el Madrid se estabilizó y el Español pasó a dominar la pelota, pero no el partido, ya que el equipo blanco disponía de alguna contra o jugada peligrosa. Minutos después, Özil aguanta un balón en el medio y pasa a Marcelo que se la da a Cristiano y aguanta hasta que el brasileño finaliza la jugada con un tiro que tampoco puede blocar Kameni. Cristiano a pase de Adebayor y Adebayor a pase de Cristiano completaron las visitas ofensivas del equipo antes del descanso.
Alonso también aportó con un precioso pase largo a Adebayor que le dejó delante de Kameni. Nuestro nigga en vez de chutar se puso a bailar un baile togolés frente al portero y aún así el balón tocó el larguero. El partido terminó con el Madrid volcado sobre el Español y firmó una impresionante primera parte. Menciones especiales para Pepe, Özil, Cristiano y Marcelo, seguidos de Adebayor y Arbeloa que con otro recio partido no hace sino postularse como lateral derecho titular delante de las putas narices de Ramos. Así de crudo, así de claro.
En el inicio de la segunda parte el guión de los primeros minutos quedó patente con sólo un vistazo. El Español llevaría la iniciativa, el Real aguantaría y haría de los balones largos hacia la torre de Adebayor o la pradera de Cristiano un lugar perfecto para deshacerse de los jóvenes y correosos peones blanquiazules. En una jugada preciosa, Alonso encontró en una diagonal a Özil, que dejó elegantemente hacia atrás la pelota al togolés con medio campo por delante. La jugada no salió. Desde fuera llamaba la atención que el Español no lograra imponer un ritmo que incomodara al Madrid siendo como son públicos y conocidos sus puntos más débiles. Sin embargo, le tendió la mano al Madrid en un correcalles que sólo beneficiaba a los blancos.
Si hay un equipo en el mundo que cuenta con futbolistas proclives por sus características al correcalles y se encuentra cómodo en los partidos con altas cargas emocionales, es el Real Madrid. Jugadores que se ven despojados de las pesadas tareas tácticas y armónicas y no hacen sino reforzar su juego anárquico, poderoso, vertiginoso, salvaje: Marcelo, Cristiano, Pepe…
Fue precisamente Cristiano uno de los más beneficiados del erróneo planteamiento españolista. Con más espacios, más verde para él y menos compañeros cerca, hizo su juego. Pura potencia, puro Cristiano. Una vez que el Real comprendió que era capaz de hacer frente al anodino planteamiento del Español comenzó a subir su apuesta, no sin correr algunos riesgos, como un fuera de juego de Callejón que no era y la expulsión de Alonso.
Hasta la hora de juego el Madrid llevó un partido relativamente cómodo. A partir de ahí entramos en una dinámica algo peligrosa. Ya no llegábamos arriba y el Español ganaba metros haciendo que viéramos más y más a nuestra pareja de estibadores portugueses. Carvalho apareció poco, pero siempre bien, con oficio por arriba y soberbio en los cruces. Como Pepe. El Doctor Bruce Banner fue otro de los jugadores que fue haciéndose un hueco entre los protagonistas del partido cuando sus compañeros más le necesitaban. Quiero pensar que el portugués se ganó al menos una buena impresión del Faraón. Perfecto al cruce, corte y en las pérdidas de tiempo.
Los esfuerzos de Özil y Cristiano en pos de ese estable 4-4-1 defensivo eran cada vez más prolongados y el equipo comenzaba a pedir un cambio como quien pide un vaso de agua en el desierto. Mourinho, sin esa chabacana braga de Adidas y diría que con el pelo corto parecía un diplomático en el banquillo y miraba al campo haciendo cábalas. A él le hubiera gustado cerrar el partido con un 0-2 antes de dar entrada a Lass. Tardó el Madrid casi un cuarto de hora en crear una ocasión clara. Cristiano se la dejó a Adebayor para empujar, y con todo lo largo que es el togolés, no llegó. Minutos después, por fin respiró el equipo con Lass en lugar de nuestro futuro y kherido 1Ö.
Los minutos de la basura sólo sirvieron para que dos fallos clamorosos de Adebayor empañaran su buen partido. Se marchó minutos después dejando la plaza a Ramos, que jugó de interior por delante de Arbeloa lo que quedó de partido. Lass por delante de Marcelo y la pareja Alonso – Khedira por el medio. Adán por su parte cuajó un partido sobrio a pesar de los nervios y no tuvo excesivo trabajo, en una buena sociedad a distancia con nuestro nigga madafaka’. Seguro que a alguno le tienta que Casillas pruebe un poco de la medicina Ramos. Al menos es segura su presencia contra el Levante.
El Madrid se encontró ayer de forma involuntaria con otra prueba superada y sigue avanzando enteros a una buena velocidad en su recuperación psicológica y emocional en el inicio del último tercio de la temporada. Semifinales de Copa, victoria con 10 desde el minuto 2. Sólo queda una semana para la prueba definitiva.
PD, esta vez no hay versión corta para Raymond K y acólitos. Os jodéis y la leéis entera.