El Madrid se hidrata la piel.

El madridismo llegó al partido de Santander con una áspera resaca, entre el hastío y la desesperación tras ver (e imaginarse extrapolado al fútbol) la victoria pipera en el baloncesto y la pérdida de Ettore Messina, un grande “en el grupo de los que no han podido cambiar nada.” Entre las dos victorias consecutivas sin ruido y por la mínima del Barcelona y el revuelo del baloncesto, diezmados por las bajas, el partido de Santander aparecía silencioso en el horizonte, con todos mirando al fondo en el calendario.

La alineación presentaba la estimulante ausencia de Cristiano. Y aunque es estúpido cuestionar al portugués, al equipo le viene bien liberarse de su centro gravitarorio de vez en cuando, como ya pasó el año pasado. La baja de Cristiano, que ofrecía la posibilidad de ver, por fin, a Karim detrás de un nueve iba acompañada de la presencia de Granero en el puesto que Mou reserva generalmente al batidor de cemento. Minutos después nos dimos cuenta de otra agradable noticia, Di María en la izquierda, de interior.

Las manos de Casillas, cianóticas, absorbían la atención en el sorteo de campos, pero pronto nos olvidamos de eso viendo la atractiva disposición del equipo con posesión y movilidad. Alonso, con Granero y Di María de interiores y Özil y Benzema más arriba imantaron el balón entre sus botas. Xabi iniciaba contando siempre con las ayudas de Di María y Granero, que acudía en todas las direcciones y se quedó con los primeros balones parados, Özil descolgado en tres cuartos le pasaba a Adebayor, Di María doblando funciones… y así poco a poco el Madrid le quitaba las polillas a cualquier temor que se presentara desde el pre partido.

La alineación del Madrid era tremendamente ofensiva y asociativa (Marcelo, Alonso, Granero, Di María, Özil, Benzema, Adebayor suman 7) y el partido se jugaba muy cómodamente sobre terreno racinguista. El dominio envuelto en un juego ágil y rápido comenzó a dar sus frutos. Granero botó una falta al larguero, Marcelo falló un gol cantado mientras Adebayor le indicaba la cruz en el mapa, y así pasaban poco a poco los minutos. El dominio del partido era tan grande que frente al televisor el partido se veía con una carencia de tensión total. El Racing, desde su 4-3-3 miraba la pelota pasar en círculo, en diagonal, en corto, sin que nada pudiera hacer. Granero buscando a Xabi dejaba toda la banda derecha para Ramos, salvo cuando Benzemá acudía allí a caer buscando desmarques.

La estructura del partido estaba definida sin fisuras y el encuentro era la metáfora de una gran cuidad vista desde arriba; con las avenidas, calles y caminos perfectamente delimitados y ocupados. El Madrid, lógicamente, paseaba su porte por las avenidas, el Racing tropezaba por los caminos y Özil, Di María, Marcelo y Benzema trapicheaban en las calles. Uno podía levantar la cabeza de la pantalla unos minutos, volver a mirar y ubicarse en el partido sin ningún problema. La circulación del balón en fase defensiva era circular y sin que Pepe se viera obligado a sortearlo, buscaba a Alonso, que arropado iniciaba desde el medio sin necesidad de bajar a la línea de cuatro.

El partido de Karim Benzema, perfecto desde el plano técnico, sólo nos indica que física y emocionalmente se está reencontrando a sí mismo. Estamos ante un jugador que puede ser enorme en fondo y forma. El recital técnico de Karim exige un vídeo de youtube. Control orientado con el exterior, control a una bomba kilométrica de Pepe, disparo potente al larguero, pase de tacón, rosca con el interior a las redes, una auténtica delicia que emociona por igual a los que nunca perdieron la fe, a los que estuvieron a punto de perderla y a los que nunca tuvieron.

Y por fin llegó el primer gol del partido, una obra de arte similar al 1-0 al Valencia de 2007, por la que según la mayoría del lumpen periodístico español, tendremos que pagar derechos de autor al Barcelona. Puta Barça, puto lumpen, puta SGAE. Lo mejor de la jugada, es ver cómo Özil y Benzema, entre dos murallas de cuatro hombres reciben entre líneas, en una charca, combinan a un toque y Adebayor sobrevuela las espaldas racinguistas ocupadas en mirar, tragar y digerir el amago de Özil, para hacer el 0-1.

Aún a riesgo de ser pesado, vuelvo a repetir mi letanía, mi oración. Espero que los delirios megalómanos de Florentino estén bien enterrados en el fondo de su córtex. Cada vez que vemos a Özil, Marcelo, Di María, Higuaín y dentro de poco a Benzema, no podemos sino ilusionarnos ante la expectativa de vivir lo mejor de un futbolista con nuestra camiseta. Özil ha conseguido en seis meses lo que Figo no pudo en cinco años, ni Kaka’ en dos y me atrevería a decir que incluso ni Cristiano: hacerse querer por el madridismo. Más que eso, sentirle propio. Que el madridismo sienta entre sus manos, el picoteo interior sobre el cascarón. Un huevo a punto de romper. Un hito, un futbolista. Nosotros ya tenemos uno: 1Ö.

El Madrid siguió jugando bien con este nuevo registro, 4-4-2, rombo, 4-1-3-2 o como queráis llamarlo. Minutos después, Alonso, por segunda vez inició la jugada del gol con un pase a Özil. El turco-alemán pasó con el exterior a Karim que controló a trompicones con la espinillera pero hizo bien lo que debe hacer, el gol. Hay una cosa fantástica en Özil, su manejo de la tierra de nadie y la sensación de que aprendió a jugar al fútbol en un terreno de futbol indoor de tres contra tres. Al final de la primera parte Benzema pudo hacer el tercero. No marcó, pero guardaremos el control orientado como recordamos la ruleta de Zidane en Valladolid.

Tras el monólogo de la primera parte era de esperar que el equipo saliera algo más frío. Granero prestaba atención a las coberturas y aunque el Real tenía el control ya no era tan obvio como en la primera parte. De hecho nos encontramos con un penalty en contra que Pinillos desaprovechó de una forma lamentable. Casillas lo paró (?) y el balón propició una contra de Di María –que vuelve a ser el del inicio del curso, aspecto vital- que no fue penalty por un metro. Ramos (suspiro) mandó el balón fuera. El penalty, tanto si se hubiera marcado como si no, espabiló al equipo. Podemos jugar con un estilo o con otro, pero nunca desconcentrados. El equipo volvió a hacerse con el timing del partido pero el resultado no era lo suficientemente holgado para poder ver a algún joven. Salvo algún que otro contratiempo el Madrid controlaba los tres primeros cuartos del campo, ignorando el último tramo de terreno.

El gol del Racing en el minuto 70 sólo nos generó nervios durante 5 minutos. Lo que tardó Di María en hacer de correcaminos y entregarle el balón a Benzema. El francés controló y aunque con la posición de su cuerpo telegrafió el tiro al segundo palo con el interior, Toño sólo pudo sacar el balón de entre las redes. 1-3. Con el tercer gol el partido terminó aunque todo el mundo siguiera en el campo. Di María regateó en una baldosa y provocó un penalty. Adebayor se saltó la jerarquía para devolver la cortesía a los cántabros y el carrusel de cambios diluyó lo poco que quedaba de partido. Se fueron Benzema y Granero y entraron Albiol –de mediocentro- y Canales. Özil tuvo en su mano el cuarto antes de salir por Alex Fernández, pero le sobró un regate.

El Madrid despachó sin complicaciones un bello partido en una semana en la que a falta del Chelsea que juega hoy ha sido el único equipo junto con el Inter y OL que ha ganado con un estrecho margen. Barcelona, Valencia, Milan y Roma pidiendo la hora o por la mínima. MU y Tottenham haciendo el ridículo, OM y Baülke perdiendo en casa, Arsenal empatando sin marcar… El equipo tiene ahora una semana para seguir trabajando (y por qué no ahondando en este 4-1-3-2) y pensando en el futuro mientras nuestros convalecientes se recuperan. Antes de nuestro primer 8.000 del año, pasará el Hércules por el campo base. Muchachos, inspirad fuerte. ¡Hala Madrid!

2 comentarios

Archivado bajo realmadrid2010-2011

2 Respuestas a “El Madrid se hidrata la piel.

  1. Desde Ras Lanuf

    Talante y señorío. Palabras muy parecidas, imprecisas y poderosas.

    ¡Hala Madrid!

  2. Pingback: El cuestionario de Nervio y Corazón (VIII): Alfonso Favela « Nervio y corazón

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