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Real Madrid 4 – 0 sasuna

1. Los dos últimos partidos del Real Madrid habían sido la final de Copa del Rey contra el Barcelona y la ida de unas semifinales de Copa de Europa contra el Bayern, y al ver al Osasuna en el televisor me entró un poco de jet lag. Este tipo de partidos casi sin aliciente se hacen muy aburridos cuando no se juegan en el Coliseo Alfonso Pérez  porque uno sólo puede fijarse en el partido y no distraerse leyendo los paneles publicitarios que anuncian talleres de coche y electricistas o contar todas las publicidades que lleva el Mallorca en su indumentaria. Del once inicial pareció normal la aparición de Cristiano para que cogiera ritmo de cara a Munich, pero no tanto la de Modric o Di María. ¿Sicario Casinigro no está ni para este tipo de partidos? Fue el único suplente que no fue titular.

2. Osasuna tiene un montón de esos jugadores que al oír en una conversación de bar no sabes si juegan en el Elche, el Almería o el Levante. Ramos jugó un partido muy sobrio en defensa (alguien le habría dicho que si veía amarilla contra el Osasuna no podría jugar en Munich) y muy alborotado en ataque. Subió y subió cada vez que pudo porque al bueno de Sergio se le acumulan las dedicatorias, un abuelo fallecido y un hijo que va a llegar. Menos mal que como ya no están Mourinho ni Özil tiene una dedicatoria menos que hacer.

3. En ataque el Madrid era el Ebro por la izquierda, el Cofio por la derecha y el peñón de Gibraltar en el centro. Todo el ataque posicional era de Cristiano, Isco y Marcelo, cosa que suena lógica. Morata no encuentra su sitio en el mundo, y eso tiene que ser muy duro cuando tu mundo es el Madrid. Morata en el Madrid parece un crío de 15 años saliendo con una milf, y da la sensación de que juega con dos números más de calzado. Además aúna lo mejor de cada casa: las rachas sin marcar de Morientes y las ocasiones falladas de Higuaín. La falta de confianza se nota prácticamente en cada acción y durante la primera parte realizó más acciones de pivot que de delantero. Cómo estará el pobre Morata que hasta Isco le dio un beso en la cabeza, sana sana, culito de rana.

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4. Aún no había sonado el ‘illa illa illa Juanito maravilla’ y Cristiano ya tenía un gol. Esos goles que marcan Cristiano o Bale desde lejos parecen más  un  triple que un gol. El partido tenía aire laxo por la descompensación del once y la poca oposición de Osasuna, a medio camino entre una pachanga veraniega y un partido de all stars en la NBA. Osasuna llegaba sin asustar y el Madrid balconeaba el área rojilla pasándose el balón como si quemara. Jugó Nacho otro partido aséptico, formal, casi diplomático, todo lo contrario que Cristiano, que si en la primera parte parecía que había metido un triple, el segundo pareció un smash de Nadal. Lo malo de los goles de Cristiano es que después vienen sus celebraciones. Narciso se ahogó contemplando su propia imagen y un día Cristiano se hará daño en el tendón de aquiles al dar el saltito de superhéroe.

5. Tras los dos hits de Cristiano, las caras b y las rarezas. Marcó por fin el farandulero Ramos en su cuarta o quinta incorporación y para sonrojo de los defensores de Osasuna, Carvajal hizo el cuarto de cabeza como una vez que Mejía le marcó al Betis. El estadio se quitó el corsé y se puso a festejar, sospechando que el año no acabará con la Copa del Rey. A mi me gusta mucho la alegría de la gente pero ojo a la cara de gilipollas que se nos puede quedar que aún no hemos jugado en Munich y regalamos la liga al Aleti.

Hala Madrid, hijos de puta.

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Real Madrid 1 – 0 Bayern Munich Deconstruido

1. En teoría nada puede motivar más a un madridista en Europa que un Bayern Munich entrenado por Guardiola, dos pájaros (de mucha envergadura) de un tiro, o de un gol. Y a esa ecuación hay que añadir una buena noticia, ya que por fin entendió la cúpula del Madrid que los días D a las hora H hay protocolos que respetar y adelantaron el infame Nessun Dorma quince minutos antes del partido. Por lo demás muchos nervios, banderines blancos y un tifo tan académico que parecía un regalo sorpresa a un niño que hacía la primera comunión.

2. La última innovación culinaria de Guardiola es Lahm, un lateral derecho jugando de mediocentro, el gintonic con bayas de enebro y cortezas de limón de Pedro Jota. Con Lahm en el medio acompañado de Schweinsteiger y los puñales arriba salieron los bávaros a proponer un fútbol de toque corto y posesión. El Madrid jugó contra el Bayern la prolongación del partido de Mestalla y salió junto y bien dispuesto en 4-4-2. La solución al enigma se adivinaba pues a lo lejos: posesiones largas del Bayern y el Madrid a hacerles la jaula, matarlos con contras y correr todos como cabrones. Un día UNICEF organizará un acto con Guardiola en el que tras un partido con 83% de posesión Pep cederá simbólicamente el 0,7%  a una escuela de fútbol base africano y el mundo aplaudirá.

3. Que ya no nos entrenen Capello o Mourinho tiene cosas buenas como que el entrenador puede encerrarse en el Bernabéu sin que le critiquen. Yo que soy madridista desde el patio del colegio nunca me he molestado por ello. Ni con Capello, ni con el 5-3-2 de Del Bosque, ni con Mourinho, ni con Ancelotti: el Madrid sólo puede jugar a ganar. Una muestra significativa de la idiocia periodística española es alabar a Guardiola por su toque o su juego ‘ofensivo’, cuando más interesante que el toque a ninguna parte me parece la presión tras la pérdida, actitudes positivas o negativas en un equipo en función de quién entrene.

4. El gol del Madrid vuelve a coronar a Benzema, de nuevo determinante en ese rol de dealer que trapichea con parsimonia en las esquinas sin que la policía se entere. Benzema es un delantero tan atípico que hasta celebra los goles con timidez. Vuelve a aparecer en noche señalada y compensa aportando el sosiego que les falta a Cristiano, Bale o Di María.

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5. A cada partido del Madrid intento fijarme en Carvajal para terminar de saber qué pienso de él y siempre me pierdo en divagaciones sobre sus mangas. Juega siempre con manga larga remangada, y no con manga corta. Cuando además tenía la barba parecía un labriego de León y le faltaba salir al campo con una azada. El afeitado y los partidos consecutivos que lleva jugando desde la lesión de Arbeloa le han venido muy bien. El madridismo tiene pequeños lugares míticos, refugios del pasado: la rodillera de Chendo, las lengüetas de las adidas de Beckham, las ojeras de Özil, las cintas del pelo de Guti… y a ese lugar van de cabeza las mangas remangadas de Carvajal.

5. El Madrid sin embargo se obstina en contradecir el relato que le han creado los medios y si de verdad tuviera la mitad de pegada que nos otorgan se habría ganado la final de Copa en 30 minutos y habríamos metido 4-0 al Bayern. Pudo matar el Madrid al final de la primera parte cuando Isco apareció en paredes con Benzema primero y Alonso después, pero Di María no puede hacer dos partidos perfectos consecutivos porque eso demostraría la existencia de Dios, y el Madrid es muy sensible a los diferentes credos de sus aficionados.

6. En la segunda parte vimos por fin un Madrid completamente adulto, protagonizando triquiñuelas que nosotros sufrimos habitualmente y gestionando perfectamente las fuerzas, el tiempo con y sin balón y todos esos intangibles de los que nos habla Segurola por las noches a una generación entera de madridistas que ha crecido bajo el yugo periodístico y cultural de «el madrid no juega a nada» convertido en mandamiento. Hubo una preciosa y larguísima posesión al final del partido que parecía una tomadura de pelo al Bayern sin serlo. El balón iba, venía y pasaba por todos los jugadores y parecía los viajes de Colón por el Atlántico hasta que Ramos -cómo no- con esa morbosa necesidad de protagonismo que nadie puede quitarle lo regaló en el enésimo balón cruzado de la noche. Los saques en pesetas con el pié de Casillas son los balones cruzados de Ramos pasados a euros.
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7. No es casualidad que Pepe haya jugado su primer partido sin error alguno en Europa en los últimos cuatro años. Junto a Pepe está Coentrao, que acaba con el debate del lateral izquierdo de forma solemne. También se presentó a la cita Modric, el único centrocampista del Madrid junto a Isco que es capaz de superar una línea rival con el balón el los pies, cosa que descolocó más de una vez a los alemanes y puso en superioridad constante al Madrid en varias jugadas que pudieron ser gol . Modric juega al fútbol como si fuera estrella de rock, y alguien tendría que recuperar sus pases con el exterior del pie por puro deleite visual. Junto al croata, Xabi Alonso estuvo sublime especialmente en los últimos minutos. Y como pasó en la Copa, a doscientos metros de la línea de meta, emergió la figura de Casillas, que paró el empate a uno de Götze: las aguas del mar Rojo retornaron a su ser y el mundo se dispuso a seguir girando. ¡Hala Madrid, hijos de puta!

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Real Madrid 2 – 1 Baggggsa.

 1.- La gran ceremonia nacional empezó con el cura Mateu Laoz diciendo en el reparto de campos «Xavi, puedes besar a la novia», y a continuación las dos aficiones alzaron las banderas al cielo. Los del Madrid estaban a la derecha de la pantalla, y los del Barcelona a la izquierda. La grada que no se ve en la televisión, para la conferencia episcopal de la Federación, la mafia con copetes de caspa en la hombrera de la americana.

2.- Uno siempre sabe cómo va a jugar el Barcelona, ordenando con pretencioso aire didáctico el Universo en cajas correctamente etiquetadas desde el big bang hasta hoy, pero nunca como lo va a hacer el Madrid. Dos factores fundamentales en el inicio: Di María en la derecha y la presión tras la pérdida; los madridistas preocupados podían respirar tranquilos. A un partido de estas trazas siempre le precede un ritual paralelo al de escuchar un disco. El problema es que a veces el proceso que va desde recibir el disco, abrirlo y ponerlo es mejor que la propia escucha. No fue el caso porque el Madrid jugó un gran partido a excepción de los 20 minutos que siguieron al empate.

3.- El primer gol es una inspiración de Isco. Recuperó un balón y pasó a Bale, y en el instante de ese pase yo vi vengado un trozo de la cola de vaca de Romario a Alkorta. Benzema dio continuidad a la maravilla de Isco con esa disposición especial que tiene para el pase a terceras personas y dejó solo a Di María, que dudó entre repetir lo de Puyol con Bartra, hacerse un nudo con las piernas o chutar a puerta. Eligió lo más improbable, y lo más improbable conociendo a Di María era chutar a puerta y marcar. Pinto acarició la bola y el balón entró obediente.

4.- Analizar encuentros así de forma profunda me resulta imposible puesto que estos partidos tienen más carne que alma. Reinó una extraña paridad que se rompía con tímidas ocasiones del Madrid. El equipo salió armado con cierto aliño mourinhista, no en la forma (4-4-2), sino en el fondo, como cuando años atrás íbamos a la casa del pueblo a disfrutar del invierno: todos apiñados alrededor de la mesa con una manta cubriéndonos las piernas y a matar el frío jugando a las cartas.

5.- Es una lástima que la comunicación entre Coentrao y el Madrid no haya transcurrido en buenos términos. Coentrao se pierde -a pesar de todo- disfrutar un gran club, y el Bernabéu ha menospreciado injustamente a un buen futbolista. El portugués podrá por lo menos esgrimir el partido de hoy como legítima defensa y añadirlo a su rosario. Se las tuvo con Bartra cuando el canterano protagonizó el primer fingimiento culé de la noche, cortó de forma inteligente varias contras del Barcelona dando tiempo al repliegue del equipo y a diferencia de Marcelo, que en el encuentro de liga del 3-4 echó el balón fuera para que atendieran a Neymar, supo competir durante 90 minutos.

6.- El Barcelona era consciente de los límites y las virtudes de su rival y en la primera parte volcó de formar casi permanente su ataque por la banda de Carvajal, que sin hacerlo mal, fue el flanco más débil del Madrid en los ataques ordenados de los culés. El tiempo en este tipo de partidos pasa muy rápido, salvo cuando Benzema recibe de espaldas o combina con Isco. Alonso, Di María, Isco y Modric sujetaron al equipo, y apretaron bien al suelo los tornillos del starting block de Benzema y Bale. La única explicación racional a Benzema es pensar que tiene un litro menos de sangre que el resto de los humanos, por eso su reino no es de este mundo. Los jugadores del Barcelona, que incluso están  acostumbrados a los jugadores que acarician el balón, siempre se han perdido ante el latido de Benzema.

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7. Para satisfacer al pueblo, la organización preparó varios despliegues del más típico folklore español, como un concierto de Marta Sánchez antes del partido y los saques con el pie de Casillas durante el mismo. Luego el Madrid impuso su ritmo -a la tercera va la vencida, Ancelotti– y pudimos contar tantas ocasiones a favor desperdiciadas que nos pusimos de mal humor. Di María, Ramos, Bale, Benzema, Alonso… todos ellos chutaron a puerta en vano. Bale tiene tantas ganas de marcar el gol definitivo (ojo, spoilers) y a veces se afana tanto en ello que parece un hijo bobo esperando el ascensor en la escalera. Si los atacantes hubieran levantado algo la cabeza, habrían matado a goles el suspense.

8.- Entre el chorro de ocasiones desperdiciadas y el gol del empate hubo tiempo para hacer turismo y visitar algunos lugares comunes, como por ejemplo Ramos levantando a Cesc del suelo luego de haber fingido una agresión (los turistas japoneses sacan fotos desde el autobús). Fábregas es tan moderno que ahora lleva tatuajes en el brazo y la raya del pelo a la altura de la entrada y parece que se está quedando calvo. Siete años en el Arsenal le pesan a cualquiera.

9.- Antes del gol, la mejor ocasión del Barcelona había sido un disparo de Bartra desde fuera del área, lo que no deja de ser una bella metáfora. Luego lo arregló en un córner en el que Pepe midió mal los tiempos y remató con un extraño escorzo que se coló en las redes. Bartra marcó en el 68 y el Madrid se vino abajo. El agua subió dos escalones en el sótano y los diez jugadores de campo se quedaron atrapados entre el balón y la puerta atascada que daba al pasillo de la mansión.

10.- Los 15 minutos de dominio culé fueron duros y largos como la travesía del Sinaí, pero Modric nos sacó del coma con un disparo al palo.  Luego, tras la maraña de pases barcelonistas a ninguna parte, Isco y Coentrao se las arreglaron para armar la contra que llevó a Bale a su lugar estelar en el partido. A estas alturas de la noche no se sabe aún si la contra fue hecha para Bale, o Bale para las contras. Podría intentar describir ese gol bello, bruto y potente, pero lo mejor es ver las imágenes: Coentrao se lleva el balón con una escaramuza y lo pone elegantemente en el medio campo con el interior del pie. Y ahí aparece Bale, maltratando a Bartra en el sprint hasta tal punto que al lado del galés el canterano parecía Raúl en 2008. Bale sólo se bajó de la ola en la orilla para correr por la arena y contemplar el atardecer rodeado por sus compañeros.

11.- Por supuesto el partido no podía acabar ahí, Neymar disparó al palo y Casillas hizo un paradón atrapando el balón repelido por el poste. Para agrandar la mitología Iker fue rápido a tocar el palo y hasta los aficionados del Barcelona se quedaron con ganas de gritar ‘IIIIIIIIker, IIIIIIIIIker’. ‘IIIIIIker, IIIIIIIker’ es la contraseña secreta para aprobar una oposición a la Diputación de Ávila. Entre la parada de Íker y el apretón de manos de los dos entrenadores, que parecían directores de Instituto Público se acabó el espectáculo, la estupenda fiesta de la democracia española. Gloria a los campeones, ¡¡Hala Madrid!!

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Baulke 1 – Real Madrid Clap Your Hands Say Yeah 6.

1. Todo el mundo en el Real Madrid tiene ganas de Copa de Europa. Se nota en los aficionados, se nota en el club y se notaba en los jugadores al salir del vestuario: Alonso estaba tan metido en el partido que salió de la caseta en camiseta, dándole al barbas que saludaba a los jugadores la sudadera del chandal. Se impone definitivamente Carvajal en el lateral derecho o eso parece a tenor del once de hoy, que suponemos día de fiesta mayor. No se sabe si el 4-3-3  ha encontrado a los jugadores que mejor lo visten o los jugadores se aplicaron para encontrar al sistema, pero hay un once más o menos fijo colocado en 4-3-3 como pájaros en una columna migratoria a lo largo de 4000 kilómetros. Una vez leí una conversación entre @georgebest_ y @la_meseta_über en la que decían que este equipo ancelottiano tiene algo característico de los equipos del Madrid campeones de Europa: la presencia de un jugador -en este caso Di María- en el once titular de forma un tanto improvisada. Di María es en este dibujo el Mc Manaman de Del Bosque en 2000 o  Solari acompañando a Makelele en 2002.

2. Alemania es un país en el que no paran de brotar talentos futbolísticos. A diferencia de los talentos españoles, de aire enjuto y pueblerino, los alemanes parecen todos salidos de una comuna hipster, con sus cortes de pelo, sus tatuajes y su metro ochenta el más bajo; sólo les falta jugar con las gafas de pasta y el gorro. El Schalke salió intentando dejar clara su estrategia, en el primer minuto de partido ya habían cabeceado a portería y en el segundo pegaron por detrás a Cristiano. Al Madrid no le impresionaron esas bravuconadas, y por eso sus cuatro primeras acciones ofensivas fueron globos de 20 metros o pases en profundidad para evitar la presión. En cuatro minutos de juego tenía la sensación de haber visto más cosas que en los 90 minutos de ese rosario de Elche – Real Madrid, Real Madrid – Levante que es la liga española.

3. Del Schalke 04 sólo sabíamos dos cosas: que fue el primer equipo con techo en el campo y que es el equipo más pagafantas del mapa europeo tras el propio Real Madrid, impresión acentuada al contemplar la pancarta ‘¡El mito vive!’, en homenaje a un tipo que se fue de allí en cuanto dejó de cobrar el subsidio del Madrid. No sabemos mucho más de Khedira, salvo que ya dobla la rodilla a 90º porque le vimos sentado en el campo. La extraña repartición de la herencia de la portería a cargo de Ancelotti dejó a Casillas ante su sexto partido serio de la temporada a finales de febrero.

4. El primer gol del Madrid se construyó con Alonso encerrado entre Meyer y Huntelaar, pero parece que nadie sabe  que este equipo es ya tanto de Alonso como de Modric. El croata abrió para Bale y el galés avanzó en diagonal hasta que  Cristiano tiró un tacón en el área que recogió Benzema. Allí donde Higuaín se hundía en el fondo del mar como si tuviera los pies de cemento, el francés hizo el 0-1. Cuando en la televisión aún daban las repeticiones del gol, en la vida real el Schakle se había abalanzado sobre el área del Madrid. Ramos y Pepe hicieron agua en un centro lateral y Daxler se convirtió en Perotti. Yo, como terco hijo de puta que soy, celebré la parada de Casillas como en 2007 celebraba los goles de Raúl.

5. Sin saberlo pero intuyéndolo nos adentrábamos en un partido casi perfecto del Madrid. Lo mejor de los goles de Bale por la izquierda es que ha quitado la exclusividad de esa diagonal asesina a Messi. El 0-2 parece el gol diseñado por adolescentes vírgenes que pasan la vida jugando al FIFA, con todos esos regates imposibles, aunque como cada vez que el sabio apunta a la luna el tonto mira al dedo, hay que señalar el origen del gol, que viene de una recuperación de Benzema. Los dos toques del francés tras la recuperación son clase pura sin cortar. No pasaban más de 10 minutos sin que el Madrid tuviera una clara ocasión, y a la media hora de partido Cristiano estrelló un balón en el palo. El portugués falló dos o tres goles claros y al fallar hacía tantos aspavientos que parecía una fulana a la que dejan abandonada en una rotonda sin pagarle el servicio. Con el 0-2 el Madrid respondió de la mejor manera posible a la enérgica salida alemana y a partir de ese instante el partido siguió jugándose a la misma velocidad pero con menos revoluciones. Los jugadores blancos encadenaron dos posesiones largas en el campo del Schalke y cada pase parecía un golpe de baqueta en el solo de ‘In a gadda da vida’.

6. Si en la primera parte el Madrid simplemente se desabrochó el cinturón para deslizar suavemente la bragueta hacia abajo y ya nos pareció obsceno, en la segunda todos los padres mandaron a los niños a la cama cuando Cristiano marcó el 0-3. Bale imanta la pelota a su pie y abre al portugués, que se cobró todas las deudas de la primera parte con la bicicleta y el gol. Este año, los goles de Cristiano y Bale entran con tanta violencia que parece que las redes de las porterías están tensadas al 100% y los balones salen despedidos hacia fuera, como si quisieran volver a los jugadores para que vuelan a golpearlos lo antes posible.

7. Tras el tercero llegó el cuarto, y tras el cuarto el quinto y así podríamos haber estado marcando hasta que las mil y unas noches se nos quedaran cortas. Fue Benzema el primero en marcar doble, tras otro taconazo de Cristiano. El Madrid jugó un partido impecable en el que todos los jugadores dieron lo mejor de sí. Xabi Alonso estuvo tan cómodo que parecía que estaba jugando al billar de tres bandas. Di María ha pasado de ser extremo a pierna cambiada a  diligente interior de carril convergente; le llaman Fideo, pero debería llamarse el Galgo Di María, porque es lo que  parece entre el porte y los ajuares. Bien haría Marcelo en invitarle a cualquier cosa salvo a comer. Si no fue el partido redondo poco faltó, porque incluso en gol en contra fue bonito, y hay carísimas rarezas de coleccionista, como por ejemplo una o dos pérdidas de balón de Modric.

8. Para los amantes de lo kitsch queda el pase de Ramos a lo Laudrup en el quinto gol mirando hacia otro lado. Es Sergio Ramos sin duda un tipo peculiar -no apto para todos los paladares- que parece no estar a gusto con los requisitos básicos que le exige su demarcación de defensa tales como la sobriedad, y en cuanto puede permitirse un capricho se lo concede: las fintas de cintura exageradas para engañar al delantero que persigue el balón, las pisaditas de balón intentando sacar la pelota, las chilenas, las roulettes, el penalty a lo panenka, los pases horizontales siendo el último hombre, los balones largos a ninguna parte, etc. Excentricidades que con el viento a favor quedan perfectamente adosadas en el metraje de la película como si fuera un traveling de comedia romántica, pero que se vuelven drásticas y trágicas con el viento de sudeste. Sergio Ramos es mirarse al espejo por las mañanas pensando que estamos buenísimos. Ayer el andaluz estuvo muy bien.

9. Aún no sabemos quién ni qué va a ser Bale en el Madrid, pero de momento hemos podido ir tomando notas sueltas, como por ejemplo su extraño y aséptico sentido de la definición y el golpeo, a medio camino entre las maneras de un nueve holandés y un triplista yugoslavo, como un permanente homenaje a Juanan que no termina nunca. Nos enteramos de la sustitución de Xabi cuando el Schalke avanzó 15 metros sin tomarlo ni beberlo y se puso a balconear el área de Casillas, tal vez Illarrita salió al campo sin calentar. El sexto gol llegó casi sin querer, tras una recuperación de Isco. Cristiano está permanentemente obcecado por marcar, y así debería comportarse siempre un delantero del Madrid: nunca es suficiente.

Hala Madrid, hijos de puta.

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Getafe 0 – 3 Real Madrid

1. La liga española es tan interesante que nos depara un Getafe – Real Madrid un fin de semana cualquiera en pleno mes de febrero. El del Getafe es un campo tétrico, con esos asientos azules descoloridos porque como nunca hay gente que se siente en ellos les da el sol más que al resto de asientos del mundo. En el banquillo del Madrid, sancionado Cristiano y lesionado Morata, no había delanteros, puesto que los designios del Faraón son inescrutables: una década sin entrenador, un lustro sin centrocampistas y el siguiente sin delanteros.

2. El partido se jugaba con un aire de pretemporada, entre el ritmo abúlico, lento y suficiente del Madrid, la incapacidad del Getafe y la sombra de las gradas en el campo, que parecía finales de julio o mediados de los años 80. También ayudaron las tribunas mortecinas, menos repletas -no digamos ya animadas- que las de un Southampton – Sunderland. España, where the best Liga in the world happens. Una vez que la incertidumbre del marcador desapareció a partir del 0-1, materializado en una excepcional acción de Jesé, el partido se volvió tremendamente aburrido, como un disco doble de 85 minutos de duración donde sólo se salva uno o dos temas de dos minutos que  escuchas en bucle: primero el gol de Jesé, luego el de Benzema.

3. Entre el gol de Jesé y el de Benzema me perdí leyendo la publicidad de las vallas, pues fue lo más interesante que el encuentro ofreció. A veces se escuchaba «geeeeeeeta, geeeeeeeeta» desde las gradas, que es como escuchar fantasmas del siglo pasado al fondo del pasillo y no hacerles ni caso. El 0-2 llegó, maldita sea, en un contragolpe. Jesé fue el Pisuerga, Di María el Duero y Benzema la desembocadura en el Atlántico. El gol, bello de por sí por su naturaleza, nos dejó la certitud de Di María en la izquierda, un lugar en el que ha encontrado paz, porque la cal le dicta el camino, y el control y la pausa de Benzema en el área.

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4. Al inicio del segundo tiempo el realizador enfocó a Diego López marcando el área y al portero se le trasparentaron las espinilleras, en las que lleva el número 13 y la bandera de Galicia.  También pudo deleitarse el espectador con un plano aéreo del Alfonso Pérez, campo coronado por un panel publicitario de Puertas Herrero en el lateral este y otro de Citycar Sur en el fondo norte. Ir al estadio del Getafe es como ir al estadio de tu pueblo. Me pregunto si España tendrá los campos más feos de Europa: Getafe, Vallecas, Levante, Mallorca, Anoeta y su estúpida pista de atletismo, etc.

5. Yo me decía que si fuera jugador del Madrid saldría a marcar el mayor número de goles en la segunda parte no para ganar el partido, puesto que ya estaba ganado desde el minuto 5, sino por no aburrirme. Marcelo ha recuperado la titularidad tras la alfombra roja que el club le tendió en junio, pero no ha recuperado la magia, que es lo que hacía que le quisiéramos pese a sus defectos. Al brasileño se le está quedando un aire de funcionario, ni bien ni mal, dos fotocopias compulsadas y horario de 8 a 17 con 1 hora para comer; y para eso, sinceramente, nadie mejor que Coentrao.

6. Hasta el tercer gol del Madrid, sólo dos cosas reseñables en la segunda parte, un sofisticado y logradísimo homenaje de Di María a Raúl en  un intento de remate en el área del Getafe y el engañoso dominio del Getafe, que parecía que rondaba el gol más por demérito del Madrid que por mérito propio, que es como se ganan las elecciones en España. Por fin Luka Modric, el mejor jugador del Madrid este año, marcó el tercer gol, y lo hizo chutando desde 20 metros, rompiendo la maldición del chut desde fuera del área de la que nos habló hughes, «el chut desde fuera del área de un futbolista que viene de Inglaterra dura sólo seis meses.» El gol fue como el que marcó en Manchester, pero con menos glamour. Salieron a recoger los bártulos y sacudir las alfombras Illarra, Sicario Casinigro e Isco, que parece que deja rebaba tras de sí como los caracoles.

Hala Madrid, hijos de puta.

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