Archivo mensual: octubre 2011

El Madrid se impone al submundo.

Por fin los aficionados madridistas nos encontramos con el fútbol de verdad después de dos semanas de infames selecciones y partidos sin interés sólo aptos para onanistas del tikitaka y esa moda infame que rodea a la selección, ‘la roja’, cortijo de culandrones. Pocas sorpresas presentaba la alineación del Madrid atendiendo a los marcados biorritmos de varios futbolistas. Di María en la nevera, Higuaín, Kaka y Arbeloa se mantuvieron en el once, Ramos repitió de central y Pepe recuperó el sitio. Özil volvería al interior, una posición en la que no se siente bien, y Lass, sorprendentemente se apuntó al partido en su tercera titularización consecutiva en Liga. Este hecho llama la atención porque junto con Granero, Lass es posiblemente el eslabón más débil para el puesto de mediocentro de toda la plantilla pero Coentrao recién recuperado y Khedira, (¿OL?) no entraron en el equipo de inicio de nuestro entrenador. A pesar de que ver a Lass en el campo produce úlceras tan grandes como la que tiene Del Bosque contra el Real Madrid, lo cierto es que es en este tipo de partidos y contextos en los que los menos buenos deben jugar minutos para que los mejores descansen.

A pesar de todo, menos de 90 segundos tardó Lass en perder un balón en el  centro que nos hizo temer lo peor, pero milagrosamente, ni el Betis materializó el regalo, ni se oyó la ira del Bernabéu, probablemente somatizando los esfuerzos de Mourinho por integrar al epiléptico moreno en la dinámica del equipo. Hablando de penitencias, la titularización de Kaka empuja a Özil al interior derecho, zona donde presumiblemente podría rendir, pero de momento no sucede nada interesante. Al contrario, el alemán regaló otro balón al Betis al poco de empezar. Sigo creyendo que un jugador con talento puede adaptarse a cualquier posición que demande inteligencia. Las penas iniciales las diluyó el despliegue físico de Higuaín, que desde su posición acudió a cubrir varias fugas en la derecha. Todos sabemos que ese tipo de cosas agradan mucho a cierto tipo de entrenadores, por ejemplo, a los dos mejores que hemos tenido en los últimos años: Capello y el propio Mourinho. El portugués prosiguió su búsqueda de un equipo sólido y funcional con algunos upgrades que ya se vieron contra el Ajax como la línea de centrocampistas presionando los primeros 25 minutos en la cal del mediocampo.

Hubo sin embargo un gesto diminuto de gran significación en el minuto 4. En un balón recuperado por el Madrid en el medio, coincidieron Arbeloa y Lass en terreno del francés. Arbeloa, no sólo no cedió la pelota, sino que prosiguió por territorio central. No se sabe si por ese hecho o no, Lass no dejó de levantar los brazos durante todo el partido pidiendo la pelota, herido tal vez en su orgullo. La presión alta del Madrid asfixió la traquea verdiblanca, incapaz de coger aire para sacar el balón con algo de criterio. El Madrid empotró al Betis contra su portería. Para sacar el balón, lo que ya hemos visto en otros partidos, dos líneas de 3 hombres, Pepe – Alonso – Ramos + Arbeloa – Lass/Özil – Marcelo.

Para paliar el déficit defensivo del triángulo derecho (Arbeloa – Lass – Özil) del Madrid, pudo verse al menos en dos o tres ocasiones subir a Arbeloa para anticipar y prever posibles lagunas originadas por la falta de disciplina defensiva de Özil. (Arbeloa, parte I). El dominio del Madrid permitió disfrutar de las primeras ocasiones, Kaka para Higaín, luego Özil, luego nada. No obstante, fue un tiro de Cristiano  desde fuera del área lo que nos sacó del letargo de un partido que se anunciaba pesadísimo. Lógico, si atendemos a la temporalidad, entre las putas selecciones y la Copa de Europa. Minutos más tarde Higuaín, caído a la derecha, ofrecería el 1-0 a Cristiano, que no acertó. Prosiguió la letanía del Real en pos del primer gol con varias ocasiones más sin que nada relevante pasara. El Madrid no lo pasaba mal, pero tampoco generaba ningún tipo de emoción.

Aparcada toda la ilusión de ver algo decente hasta la segunda parte, no queda más remedio que repasar el santoral Santo a Santo y encomendarse a cualquiera que pueda salvarnos del abatimiento. Cansado, triste y preocupado Cristiano, difuminado Özil, descansando Benzema, sólo nos queda Marcelo, y a punto estuvo de hacer algo brillante en varias ocasiones. Perdón por la blasfemia, pero la distancia total con Roberto Carlos será muchísimo más corta de lo que cualquiera hubiera podido imaginar años atrás. El partido se estaba convirtiendo en tal bodrio infumable que lo más divertido en media hora de partido fue ver a Mourinho levantarse para protestar un fuera de juego a Higuaín. Tan espeso era el trozo de yeso en la primera parte, que un gol del Betis habría sido casi tan buena noticia como uno del Madrid.

Un medio, si no es para superar una línea rival, es inútil que absorba la pelota en exceso, ayuda al repliegue contrario y puede generar pérdidas importantes. Hola Lass, ay, Khedira. Pensando precisamente en la ruptura de líneas, el realizador enfocó la banda de calentamiento del Madrid: Coentrao, Di María, Benzema. Del coma nos libró un disparo de Kaka y alguna otra acción de Cristiano, el árbitro pitó, y por primera vez en mucho tiempo, los jugadores y espectadores, fueron ambos a descansar.

José Mourinho y sus jugadores comprendieron bien lo que requería un partido de submundo como el de ayer tras los primeros 45 minutos. Salió el Real no con la lección aprendida, sino memorizada y recitada tres veces antes de salir al campo. En una deliciosa demostración de fútbol simple y para todos los públicos, Marcelo abrió en profundidad a Cristiano que pasó a Higuaín para que marcara a placer. De nuevo un gol en el que los segundos y los toques a la pelota compiten por la marca más baja. Football for dummies and tocacojones cenizos. Aunque marcara Higuaín el protagonista fue Cristiano, y así lo entendieron compañeros y realizador de televisión, empeñados en acudir en torno a la figura del portugués. Sea como fuere, Higuaín anotó, lleva varios goles consecutivos y eso es vida para cualquier delantero.

El Betis siguió adelantando la línea de una forma tan valiente como ingenua y el Madrid preparado en los puestos de salida para el sprint. En un inicio de jugada blanco, hasta 9 jugadores se agruparon en el ancho del campo de la defensa andaluza. Minutos más tarde el propio Arbeloa filtraría un estupendo pase en la frontal a Higuaín. Lamentablemente, la plaza disponible para el OL en la línea defensiva se disputará entre Varane y Arbeloa siendo Ramos, el futuro Hierro-Maldini, blabla, un futbolista fijo. (Arbeloa, parte II). Las posesiones del Madrid se tornaron algo más productivas en el segundo periodo y el equipo comenzó a llegar con verdadero peligro al área verdiblanca. Con tanto ahínco llegaba el Madrid que presenciamos atónitos a un ‘especial Kaka’ en el segundo gol de la noche. En una segunda entrega del football for dummies, Alonso prolongó al pasillo de Crisitiano. El luso aguantó y (de nuevo los mecanismos contra el Ajax), Kaka llegando desde la segunda línea envolvió el balón en una rosca perfecta protagonizando uno de los golpeos más orgásmicos que hay en el fútbol, el que sabes que es gol nada más salir el balón de la bota del futbolista. Buenísima noticia contar con otro buen jugador en vías de recuperación.

Kaka salió inmediatamente por Di María, minuto 60 pellegrinesco, lo que nos indica que el entrenador del OL solo tiene 10 incógnitas que despejar para el martes. Con el 2-0 todo parecía sentenciado si no fuera porque al Hierro-Maldini-Shuster de Camas or whatever le dio por despejar un balón de cabeza al puto centro cuando incluso con 10 metros de distancia, ceder a Casillas habría sido mejor opción. Pepe se hizo un lío con la pelota y el Betis puso un incómodo 2-1 en el marcador.

Para suerte del sevillano, de nuevo una jugada a tres toques del Madrid, -tres de tres- puso el 3-1 en el marcador. No hay mejor noticia para un entrenador que tener a un delantero en racha. A los 20 minutos del final Coentrao entró por un desconcertante o desconcertado Özil (aún mantenemos la duda). Di María asistió a Higuaín para un bonito gol de vaselina, que ayer marcó de todas las formas posibles. Para todos los que perdimos la fe entre la hernia y la gordura, suspiros de alivio. Con la entrada de Coentrao Mourinho mandó un mensaje claro, 4-3-3 y cierre al candado. Marcelo, fetiche, multidisciplinar y mágico, parte de la posición de extremo en algunas jugadas que irremediablemente han de terminar en peligro. Lástima que esa jugada al final, parecida a la que ya hizo entre semana con la seleçao (se nos acabó el chollo), no terminara en gol.

Al final del partido, nos rascamos los ojos no tanto por el entrante, Altintop, como  por el saliente, Cristiano. Con este cambio Mourinho llenó el equipo de sarracenos, bandidos, forajidos, carniceros y violadores: Altintop, Coentrao, Lass, Pepe y Di María. No solo nadie murió en el terreno, sino que casi marcó Higuaín el cuarto en otro pase de su amigo Di María, que no entiende la horizontalidad y convirtió cada recepción de pelota en un pase vertical. El Madrid finiquitó en 45 minutos un partido aburrido al principio y vibrante al final. Llegan cotas mayores, como el duelo en bucle contra un remozado y atractivo OL que nos vendrá muy bien para conocer el estado físico y mental del equipo y de algunos jugadores que bien comienzan a volar, bien no han despegado aún a 15 de Octubre.

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Álvaro Mejía, eres metáfora.

Álvaro Mejía es metáfora, una metáfora en la historia del Madridismo. Su presencia en el Real Madrid es metafísica blanca. No hay otro futbolista en el mundo que pueda definir de una forma más jocosa y esplendorosa el momento exacto de un club naufragando en un universo que se le quedó grande durante demasiado tiempo, mientras rezaba y admiraba los crucifijos en la pared esperando que el resfriado, que en realidad era tumor, pasara.

Hay algo reciente, no se sabe si en el second comig del Faraón Pérez, o en el repentino y apabullante mourinhismo del madridismo, o no se sabe qué, que ha desatado la idiocia de parte de la afición propia, la ajena, y la anti, incluyendo a periodistas. Cuando un sesudo aficionado o licenciado en periodismo pide más canteranos como el borracho que pide más garrafón en la copa a mi me viene a la mente Álvaro Mejía, la liviana figura del canterano Mejía.

Mejía tenía una melenita. No era melenita de central rudo, ni de bandarra, ni tan siquiera de mercenario o modelo. Era la melena de un niño bien. Álvaro Mejía, sin duda buena persona, mide en torno a 180 centímetros, pesa alrededor de 70 kilos y fue central circunstancial del Real Madrid. Poco podemos decir de su juego. Nadie recuerda si Mejía era un jugador contundente o elegante, si auxiliaba bien a los laterales, cómo iba de cabeza, si intimidaba a los delanteros rivales, si tenía un gran carisma dentro del vestuario, si dominaba las dos piernas, si ante la falta de alternativas de sus centrocampistas se destapaba con algún pase largo, alto o raso de 30 metros, si cruzaba bien la pelota, si tenía un gran porte con el balón en los pies, o corriendo hacia atrás, o señalando con el dedo, condicionando al árbitro o mandando callar a los contrarios. De Mejía sólo sabemos que le gusta la hípica y que sus padres “son de posibles”, según una entrevista marca de la casa de José Ramón de la Morena en el Larguero.

A pesar de todo, conjeturas, preguntas al aire, etc, en términos futbolísticos son escasos los datos que llevarnos a la boca a pese a los casi 60 partidos de Álvaro Mejía en el Real Madrid. Poco, que no nada. Porque a pesar de su eterna brevedad en el equipo, de su figura de niño con modales y estudios, Álvaro Mejía es metáfora, y de ese peligroso choque entre ideología –zidanesypavones- y filosofía –valdanosyqueiroces- cuando sólo se trata de fútbol, el canterano Mejía se erige en bandera, signo y símbolo, desde un doloroso vacío en el universo blanco, en tres momentos cumbres de ese Real sucio, cansado y manchado, un Real Madrid enfermo y moribundo.

Blanco, azul o morado, Álvaro Mejía. Común denominador, Álvaro Mejía. Miles de madridistas contemplaron las diferentes acciones con una apnea profunda y contenida. El centro de Evra, Morientes elevándose con un timing perfecto sobre el 33 de Mejía, impávido e inmóvil, en Mónaco. El inicio de galopada de Henry en el medio campo, donde se va te cuatro jugadores, uno de ellos Mejía, que sale al paso del francés como sale un estudiante con acné al paso de una MILF en una discoteca, lleno de miedo y con las manos por delante. Las más dolorosas fueron las dos primeras, en Copa de Europa, la tercera sólo completa la trilogía. El centro de Álves al corazón de una defensa capelliana que no salta, el remate acrobático de Chevantón ante el gesto de Mejía, perfecto si en vez de en un área pequeña, estuviera queriendo entrar a un juego de salto a la comba.

Queiroz, López Caro o Capello, Álvaro Mejía. Florentino o Calderón, Álvaro Mejía. El diligente canterano acude puntual a cada una de las celebraciones de la muerte de ese Madrid paleontológico y antiguo. Brillante en la exposición, orgulloso y sin miedo al ridículo, Mejía deja su firma en la contraportada del programa .

Algo choca cuando de la generación Mejía –Pavón, Raúl Bravo, Borja, Rubén y el propio Álvaro- todos jugaron partidos decisivos de Copa de Europa y luego tuvieron destinos como Zaragoza, Numancia, Valladolid, Olympiacos, Rayo Vallecano o Albacete al abandonar el Club. En el caso de nuestro héroe, no hace sino ahondar la metáfora, y convertirla en un hito inalcanzable para cualquier humano: Murcia, Arles Avignon y Konyaspor. Un destino a cual más cruel como purga de dioses insatisfechos por todos y cada uno de los goles del ‘grand burlesque’ de Álvaro Mejía.

El final de esta moda impúdica de barra libre canterana en alineaciones de Copas de Europa y similares tuvo lugar aproximadamente en la temporada 2006-2007 con Capello en el banquillo; última temporada de Pavón, Mejía y Raúl Bravo en el Real. Un Capello envejecido y senil  aún tuvo la lucidez y la terquedad de conceder al sufrido adepto una dulce vendetta, que el madridista de trincheras, aún admirador de su equipo industrial de la temporada 96-97 seguro habrá sabido leer entre líneas. Pavón, en el curso 2006-2007 no disputó un sólo minuto, gesto que nos tomamos como un guiño o un canto de cisne de uno de los último grandes entrenadores que pasaron por el Club, con el que ahora nos regodeamos en este periodo de oasis, hasta que un día, cuando se vaya Florentino, o PRISA venza, o Ginés Carvajal prepare el Gran Advenimiento del Führer de la colonia Marconi, volvamos con resignación a nuestro madridismo parapetado en internet y nos sumamos tras una inmensa multitud, que repite mientras cabecea el mantra del momento, “más cantera, menos de fuera”.

Ayudaron en el post: @luiscalles9 y @alfonsofavela

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